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¿El racismo influye tu voto? (Homilía 12 octubre)

¿EL RACISMO INFLUYE TU VOTO? Una Homilía de Carlos Dahm, O.P. En respuesta a las lecturas litúrgicas del Domingo, 12 de octubre de 2008: Isaías 25:6-10; Filipenses 4:12-14; 19-20; Mateo 22:1-14

 

¿El racismo influye tu voto?

Una Homilía de Carlos Dahm, O.P.

En respuesta a las lecturas litúrgicas del Domingo, 12 de octubre de 2008: Isaías 25:6-10; Filipenses 4:12-14; 19-20; Mateo 22:1-14

En nuestra primera lectura, Isaías nos presenta la visión de Dios de una montaña donde la paz y la justicia reinan. Allí habrá un festín con vinos exquisitos y manjares sustanciosos. Dios destruirá la muerte para siempre y enjugará las lágrimas de todos los rostros.  Sin duda, todos nosotros deseamos tomar parte de ese paraíso donde todas las personas estaremos unidas en el respeto mutuo y el amor verdadero. Lamentablemente, vivimos en un mundo mucho menos perfecto. Demasiadas veces nuestro amor falla y nuestro respecto se desfigura por el racismo o discriminación.

El 12 de octubre se reconoce como El Día de la Raza.  Es un día para conmemorar la llegada de los europeos a las Américas y su encuentro con las razas indígenas. Desde aquel entonces, nuestro país ha experimentado siglos de confrontaciones raciales como de adaptaciones raciales. 

De hecho, la discriminación, sea personal, social, institucional o estructural, ha disminuido pero no ha desaparecido totalmente en los Estados Unidos.  Los obispos estadounidenses en su carta pastoral sobre el racismo declararon: "El racismo es un pecado: un pecado que divide la familia humana, borra la imagen de Dios en unos miembros específicos de esa familia, y viola la dignidad humana fundamental de las personas llamadas los hijos del mismo Padre."

Por toda la Biblia, pero más notablemente en la vida de Jesús, vemos a Dios llamándonos a aceptar las personas como nuestros hermanos y hermanas, sin consideración de su origen étnica o raza. La ley de Moisés está claro: "No maltratarás ni oprimirás al extranjero porque ustedes mismos fueron extranjeros en Egipto." Jesús expandió sobre este mandamiento y acogió a todos los que sufren discriminación: mujeres, leprosos, niños, extranjeros, pecadores públicos, cobradores de impuestos, y los pobres.

El apóstol Santiago aplicó esta enseñanza en su carta, escribiendo: "Como la escritura dice, ‘Ama a tu prójimo como a ti mismo.’  Pero si hacen diferencias entre personas por su apariencia exterior, cometen un pecado y están culpables delante la ley de Dios."

Si se le pregunta, nadie admitirá que hace distinciones entre personas por su raza.  La palabra "racista" es una palabra fuerte con muchos sentidos.  Pero si la entendemos como juzgar a alguien por el color de su piel o por su origen étnica, casi nadie admitirá que discrimina.  

Sin embargo, los sociólogos han encontrado una parcialidad racial omnipresente en la conciencia de la mayoría de los estadounidenses.  Los encuestadores descubrieron una parcialidad racial escondida o subconsciente que la mayoría de las personas no reconoce porque nuestra cultura nos ha implantado unas asociaciones específicas en nuestras mentes. Esto ocurre aun con inmigrantes que llegan a los Estados Unidos con poco prejuicio, pero dentro de unos años, ellos absorben el racismo dominante de nuestro país y a veces se vuelven más racistas en sus opiniones que personas nacidas en este país. 

El racismo o la discriminación no es simplemente problemática entre los negros y blanco. La discriminación afecta a todas nacionalidades y grupos étnicos: asiáticos, africanos, latinos, medio-orientales, e indígenas.

En algún momento, generalmente cuando somos jóvenes, nos enseñan que unos grupos étnicos específicos tienen ciertas características negativas.  Fácilmente podemos juzgar a todos en este grupo en la misma forma, y así hacer generalizaciones y aceptar estereotipos.  Con más edad es más difícil cambiar o contrarrestar estos estereotipos, aun cuando los confrontemos con bastante evidencia al contrario.

Los mayores de edad mantienen estos prejuicios más arraigados que jóvenes. Por ejemplo, 35% de los estadounidenses mayores de 60 años de edad creen que no es aceptable que blancos y negros sean novios, mientras que solamente 16% de las personas entre las edades de 40 y 60 desaprueban las relaciones interraciales en parejas y solamente 6% de los con menos de 30 años de edad se oponen a estas relaciones. 

A lo largo de la historia de los Estados Unidos, diferentes grupos étnicos han sufrido discriminación intensiva.  Por casi un siglo, había letreros en muchos lugares que decían, "Los irlandeses no deben solicitar trabajo acá." 

Después de la primera guerra mundial, las leyes migratorias de los Estados Unidos se cambiaron para excluir los europeos sureños, es decir, los italianos, porque supuestamente fueron sucios e incultos.

Los asiáticos han sido los sujetos de discriminación desde que los chinos fueron contratados en el siglo 19 para cosechar los campos, trabajar en las minas y construir las líneas del ferrocarril para extender la frontera occidental de la nación. La esclavitud de los afro-americanos y sus descendientes ha resultado en el racismo más duradero, comprensivo y opresivo que el país ha experimentado.

Aun las reacciones discriminatorias actuales a millones de hispanos que han entrado en este país en las últimas décadas no compara con el racismo persistente sufrido por el pueblo afro-americano.

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