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ECOS DEL VI ENCUENTRO NACIONAL DE FAMILIA DOMINICANA ARGENTINA
Más de 500 dominicos de Argentina y algunos visitantes de Bolivia, Chile, Paraguay, Perú y Uruguay se dieron cita, entre el 11 y el 12 de octubre, en Córdoba, para celebrar el VI Encuentro Nacional de la Familia Dominicana Argentina.
El encuentro contó con la participación del Promotor de Familia Dominicana para América Latina y el Caribe, Fray Carlos Sánchez op, oriundo de Perú.
Compartimos los ecos del encuentro narrados por Fray Diego José Correa, op, publicados en el Boletín digital “COMUNIDAD”, de la Provincia Argentina de San Agustín (Edición N°6- año 2008).
“En las hermosas serranías cordobesas, a siete kilómetros de Carlos Paz, está San Antonio de Arredondo. Allí en la gran Residencia Franciscana (de los frailes menores) tuvo lugar el VIº Encuentro Nacional de nuestra Familia Dominicana Argentina, los días sábado 11 y domingo 12 de octubre.
Yo he participado en algunos anteriores, concretamente en el inmediato anterior, en Huerta Grande, en el 2005. De todos guardo un grato recuerdo. Pero debo decir que este ha superado a todos los anteriores por mucho. Ante todo en el número, que entre los presentes y algunas visitas momentáneas, hemos superado las 500 personas. Se debe saber que se cerró la inscripción porque la Casa ya no disponía de más capacidad. Luego las representaciones, difícil sería saber si alguna comunidad dominicana presente en Argentina ha quedado sin algún representante. Es cierto que algunas presencias eran más numerosas que otras (Mendoza, Buenos Aires) pero de todos los lugares donde estamos había gente, pero además teníamos hermanos dominicos/as que nos visitaban también de Paraguay, Chile, Uruguay, Bolivia y de Perú, incluyendo el Promotor de Familia Dominicana de América Latina y el Caribe, fr. Carlos Sánchez. Nadie estaba ausente. Nuestras monjas de clausura, si bien no tenían presencia física estaban súper presentes: en los magníficos mensajes que fueron leídos en diversos momentos de sus prioras y comunidades, en su oración y acompañamiento, en un hermoso video que mostró su vida y en el afecto y la conversación de los presentes.
Los demás (frailes, hermanas y laicos) muy presentes. Desde nuestro Padre Provincial, que con su clásica sobriedad y su calidez humana llena de sencillez, nos acompañó en todo el encuentro; Madres Generales, Provinciales, Vicarias… todas integradas y trabajando por la Familia y dispensando su maternal amor. La presencia masiva de los jóvenes, que eran –si consideramos a los y a las jóvenes de todas las ramas- al menos la mitad del encuentro. La organización de un evento de tales características requiere precisión y trabajo, previo y durante, muy grande.
Todo estaba a su tiempo, nadie se sentía excluido o abandonado, todos integrados. Las hermanas dominicas cordobesas, con su Madre General al frente, trabajaron incansablemente, pero no fueron las únicas, también la Hermandad Seglar de Córdoba se prodigó con gran generosidad, las hermanas de la Anunciata, los laicos de FRADA, la gente de los colegios dominicanos, en fin, imposible nombrar a tantos que colaboraron con entrega y alegría para que todo saliera como estaba previsto.
El tema del Árbol fecundo, antiguo y nuevo, desarrollado como eje temático por nuestros frailes Pablo José (Secretario de Provincia) y Pablo Carlos (Provincial), respectivamente, en sus iluminaciones del sábado y del domingo, fueron muy bien recibidos y dieron una excelente base para los trabajos por grupos. Los talleres de diversos temas e intereses el sábado por la tarde fueron muy participados y, por los comentarios recibidos después, todos quedaron muy contentos de su desarrollo.
Creo que una de las dos cosas que más se experimentó en el encuentro era precisamente que éramos una Familia (muy rica, muy diversa, muy numerosa), y que teníamos un apellido único y común: dominicana, que nuestro padre Domingo era de verdad el padre amado y presente en todos.
La alegría reinaba siempre en todo momento y por todos lados. Nos sentíamos cumpliendo lo prometido al ver hecho realidad lo que nos pide San Agustín en el Primer número de nuestra regla y lo que nos pide Santo Domingo en el número 2 de nuestras Constituciones de frailes. Experimentamos el gozo de estar unánimes con un solo corazón en medio de una gran diversidad.
Precisamente, la lectura al inicio de todo el encuentro, de la hermosa carta del sucesor de Santo Domingo, el Padre Carlos, desde Roma, fue como ese regalo extra que no esperábamos y esa lluvia beneficiosa que nos dispuso a todos los presentes para abrirnos a los dones que nuestro Dios quería regalarnos en el encuentro por medio de Domingo y María.
Quizá entre las muchas cosas beneficiosas que dejará este encuentro, será el valorarnos y querernos como familia, darnos cuenta que sin ella ninguno podemos vivir felices y fecundos y, en lo concreto, crear los Secretariados de Familia Dominicana por zonas, donde todavía no están constituidos. Nosotros tenemos la alegría de tenerlo funcionando en nuestra zona de Buenos Aires y alrededores y, de verdad, que lo gozamos mucho. Ya se está pensando en hacer Encuentros de Familia Dominicana por regiones o zonas en los años en que no haya Encuentro Nacional.
Que la Gracia Divina fecunde lo que ha sembrado en nosotros en nuestro encuentro de Familia y que seamos tierra fértil y dispuesta a la vida. Nuestra Familia quiere crecer y los muchos jóvenes que vienen detrás, quizá con más entusiasmo que nosotros, nos lo están indicando a claras voces”.