HERMANAS DOMINICAS DE MÉXICO SOLIDARIAS CON PUEBLO HONDUREÑO Enteradas de la situación tan difícil que vive en estos momentos el pueblo hondureño, por los hechos que se suscitaron a raíz del golpe de estado sufrido en días pasados, de las terribles represiones y violación a los derechos humanos e incluso muertos y desaparecidos, nos unimos a ustedes, nos solidarizamos, Desde aquí les decimos. "no están solos"
20 de Julio de 2009
Las Hermanas Dominicas de la Reina del Santo Rosario de la Provincia de Cristo Rey de México, reunidas en Capítulo Provincial, a la Familia Dominicana y al pueblo de Honduras:
Enteradas de la situación tan difícil que vive en estos momentos el pueblo hondureño, por los hechos que se suscitaron a raíz del golpe de estado sufrido en días pasados, de las terribles represiones y violación a los derechos humanos e incluso muertos y desaparecidos, nos unimos a ustedes, nos solidarizamos. Desde aquí, les decimos, “no están solos”.
Lo anterior definitivamente no pude ser callado por ninguna persona de buena voluntad que cree en el Dios de la vida y mucho menos por nosotras mujeres consagradas a Dios que ha hecho opción por su pueblo y que es quien lo sostiene aún cuando todo parece sin sentido y no se logra ver la luz.
Sabemos que nuestros pueblos víctimas de la violencia de las guerras provocadas por un modelo neoliberal, que más allá de humanizar el mundo ha creado la gran brecha entre ricos y pobres que ya se profetizaba en la reunión del CELAM en Puebla, sufren la opresión de unos cuantos apoyados por quienes pretenden el dominio del mundo entero.
Éstos pueblos, los predilectos de Dios, organizados y fortalecidos por la Palabra de Vida se han convertido en esperanza para los pobres del mundo y es por ello que mostramos gran admiración por su valentía y entereza.
El espíritu de Santo Domingo que habita en todos sus hijos e hijas nos hermana y nos convoca a solidarizarnos, a unirnos al denunciar las injusticias, a condenar la violencia, a optar por la vida, por la paz que trae la justicia, por la dignidad de los hijos e hijas de Dios.
Hermanos, hermanas, les animamos en el Señor de la vida que camina con su pueblo, a continuar su lucha, a no desanimarse, a seguir acompañándose en este esfuerzo por la paz, por la justicia, a sentirnos sus hermanas caminando ahí, a su lado, a seguir creyendo que otro mundo más humano es posible, a mantener la esperanza en el Dios de la Vida.
Sus hermanas en Cristo y Santo Domingo