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Entrevista al Promotor General del Laicado de la Orden de Predicadores

EL LAICO DEBE SER LA ENCARNACIÓN DEL AMOR DE DIOS EN EL MUNDO Entrevista al Promotor General del Laicado de la Orden de Predicadores, quien desde el año pasado lleva recorriendo 19 países: Pakistán, India, Indonesia, Filipinas, Vietnam, Hong Kong, Estados Unidos, algunos países de Europa y Africa y últimamente América Latina. Esto le permite dar un diagnóstico del laicado dominicano y sugerencias para la formación de los laicos dominicos.

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Fray David Kammler op

EL LAICO DEBE SER LA ENCARNACIÓN DEL AMOR DE DIOS EN EL MUNDO

Conoció a los dominicos por TV, antes del Concilio Vaticano II.

Desafiando a su padre, que quería nietos y nietas, ingresó a la Orden de Predicadores e hizo su profesión hace 43 años. Nunca tuvo momentos de duda, aunque admite alguna vieja dificultad con el voto de obediencia.

Tiene un gran amor y no lo oculta: predicar retiros espirituales.

Adora la música y le gusta cocinar y crear especialidades con lo primero que encuentra en el refrigerador. Una rica comida, una buena charla, pequeños momentos, se transforman fácilmente para él en “sacramento”, entendido en el mismo sentido en que Leonardo Boff alude a ese resto del último cigarrillo fumado por su padre.

En el menor descuido de sus acompañantes, aprovecha a entonar bajito, pero sin perder pisada del aquí y ahora, algún cántico religioso.

En su paso por Uruguay, en marzo del 2009, Fray David Kammler op, Promotor General del Laicado, concedió una entrevista a Cidalc, realizada en dos etapas: la primera, mientras compartíamos una degustación de variedades de carnes y un rico vino “tannat” (especialidades uruguayas); y la segunda, casi con un pie en el avión, en el mismo aeropuerto de Carrasco.

No esquivó ninguna pregunta y, sin rodeos, respondió cuál es el verdadero lugar que se le asigna al laico en la Orden, reveló quiénes lo consideran más (si las hermanas o los frailes), las debilidades y fortalezas del laicado dominicano, su papel en el mundo, dónde es más fuerte su presencia, los pilares de una buena formación, y sus propios sueños post Santa Sabina.

David, cuéntanos de ti, de tu familia, de tus motivaciones para ingresar a la Orden…

Nací el 21 de octubre de 1942 en Colonia, Alemania. Tengo un hermano menor y 2 sobrinos. Mis padres murieron hace muchos años. Mi madre al año de ordenarme. Era una familia católica aunque no practicante.

Conocí a los dominicos por la TV. En el 58 o 59 apareció la TV en Alemania, y en ese medio predicaban los dominicos, en un programa semanal de los sábados en que comentaban el Evangelio del domingo y pensé oh! esa es una alternativa para incluir la vida y los medios de hoy predicando el Evangelio.

Cuando decidí ingresar a la Orden, mi padre se opuso de tal manera, que no nos vimos por tres años. Es que quería tener nietos y nietas. Yo creo que temían que cambiara mi personalidad y que esa experiencia fuera peligrosa para mí, cuando en realidad fue una gran liberación. Nunca tuvieron que recriminarme nada.
Hace ya 43 años de mi profesión. Nunca tuve momentos de duda, aunque sí de dificultad con el voto de obediencia…pero esos períodos difíciles pasan también en un matrimonio.

¿Cuál fue tu itinerario desde que te ordenaste sacerdote?:

Los primeros 10 años de mi acción pastoral fue como profesor de educación religiosa a maestras y a padres de los niños de un colegio de dominicas en la Diócesis alemana Speyer.

Luego siguió un tiempo como profesor en la escuela de nuestra provincia en Vechta, y, posteriormente, trabajé en una pequeña comunidad dominicana en una parroquia de Bremen (al Norte de Alemania). Durante ocho años fui asistente de maestro de estudiantes en nuestra Casa de Estudios en Walberberg. Luego en el Convento de Colonia fui prior por 3 años y luego socio del provincial y después prior de un convento que era una casa de retiros. Mi profesión favorita fue la de predicador de retiros espirituales, ese es todavía mi gran amor..

Durante más de diez años he sido asesor religioso de un grupo de laicos dominicos y he sido promotor de los laicos en nuestra Provincia de Teutonia durante siete años. Durante el congreso mundial de la Familia Dominicana en Manila (2000), así como las reuniones de la Unión Europea Laicos en Fognano (2001) y Walberberg (2004) tuve la oportunidad de complementar y enriquecer mis conocimientos teóricos de la internacionalidad y la diversidad de la Orden de Predicadores.

Luego el Maestro, Fray Carlos, me pidió este servicio como Promotor General del Laicado y al principio no quería aceptar argumentando mi edad, no conocer demasiados idiomas… pero él me convenció.

El primer año, 2007, lo dediqué a la edición y la aprobación de las Actas del Congreso Internacional de Laicos.
Desde el año pasado llevo recorriendo 19 países: Pakistán, India, Indonesia, filipinas, Vietnam, Hong Kong, Estados Unidos, algunos países de Europa y África y últimamente de América Latina.

EL LAICO: PULPITO DE LA IGLESIA EN EL MUNDO

¿Qué es lo que te atrae del laicado?

Mi comprensión de la Iglesia no es la de una Iglesia predominantemente clerical sino como pueblo de Dios. Nuestra Orden tiene entre sus ramas la del laicado, a la que se le da cada vez más importancia.

Los laicos y laicas tienen más oportunidades de predicar en sus lugares, ellos y ellas son especialistas en la familia, en el barrio, en la política, en la economía. Son el púlpito de la Iglesia en el mundo, no sólo los frailes son los formadores de los laicos en teología, los laicos son formadores de los frailes en la situación de la vida, es una formación mutua.

El laico debe ser la encarnación del amor de Dios en el mundo. Los primeros 30 años de Jesús fueron en el mundo del trabajo, como hijo de un carpintero, fue constructor. El trabajo y la vida seglar fueron el lugar de predicación de Jesús.

Vuestro púlpito sería compartir la vida, tratar a los demás con esperanza y amor…

¿Cuál es el lugar que se le asigna al laico en la Orden? ¿Está considerado como de segunda categoría?

El lugar que se le adjudica es diverso. Hay lugares en que todavía la jerarquía del fraile pesa, se piensa que nosotros, los frailes, somos la Orden…. Es necesario aún crecer en el respeto mutuo, pues lo laicos no son objetos clericales. Es interesante que las vocaciones son mayores donde está más desarrollado el concepto de Familia dominicana.

DIAGNÓSTICO DEL LAICADO DOMINICANO: DEBILIDADES Y FORTALEZAS

Tras conocer la realidad de los laicos en al menos 19 países, ¿qué diagnóstico harías del laicado dominicano?

La rama de los laicos, en general, goza de buena salud. Aunque, claro, depende un poco de los lugares.
Esta rama está creciendo como un árbol vivo agarrado al suelo y que tiene nuevas ramitas, nuevos grupos de laicados. Las otras ramas también fueron ramitas. Es más fuerte la presencia del laicado en los países donde hay una buena colaboración entre las distintas ramas.
En Vietnam, por ejemplo, hay 104.000 laicos y 400 frailes y 1000 hermanas y en todas las ramas hay muchos jóvenes.

En Latinoamérica estoy impresionado por la cantidad de juventud dominicana, sobre todo donde las hermanas y los frailes tienen colegios.
El árbol de Santo Domingo es un árbol que no tiene forma geométrica, es un árbol con frutas. Hay lugares donde hay cierta sequía, como en muchos países de Europa. En Asia, África y América Latina, sin embargo, hay nuevas vocaciones.

Tengo una excelente impresión de Chile, donde existe buena colaboración entre las ramas, y los laicos tienen una muy buena formación.
Debo admitir que a veces las hermanas son más colaboradoras con los laicos que los frailes. Recordemos que en la Biblia las mujeres fueron las últimas y las primeras transformadoras laicas del Cristo crucificado y resucitado.

¿Cuáles son las debilidades y fortalezas de los laicos dominicos en América Latina?

Primero las fortalezas: después de pasar tres meses en América Latina puedo decir que tengo una reflexión sobre el rol específico de los laicos en esta parte del mundo, incluso, en relación a los de otros países. Me ha impactado su proximidad al pueblo, viven en condiciones muy similares a las de la generalidad del pueblo y están muy cerca del mismo.

Estoy muy impresionado, asimismo, por el trabajo desarrollado con la juventud. Hay muchos colegios, que son universos de relaciones de diversas generaciones. Eso no se da en todos los países de Europa, se da sí en Asia y en África.
Es muy llamativa la relación de los jóvenes con las imágenes religiosas, las canciones religiosas que entonan con fuerza y con textos muy profundos y lindos.

En cuanto a las debilidades… algo muy general: en algunos países es necesaria una estructura, pero en el sentido de una organización planeada para evitar el caos, simplemente para que se canalicen bien sus energías.
La formación es un área donde también los propios laicos reconocen que es necesario desarrollarse, y esta dimensión es posible desarrollarla junto a las otras ramas de la familia.

Pueden organizarse encuentros de las diversas ramas y no sólo para una fiesta de Santo Domingo, sino también para compartir la oración y la formación continua.

FORMACIÓN DEL LAICADO EN 3D

La formación del laicado debe tener tres dimensiones:

la conformación, es la visión de la vida desde la perspectiva de Jesús.
Esta dimensión de la formación tiene que ver en cómo contemplamos la Biblia, los salmos, pero en relación a nuestra vida, no es una formación como una ciencia histórica, sino encarnada.

La información sobre los contenidos esenciales de nuestra fe así como sobre la situación en dónde vivo, constituye otra de las dimensiones de la formación. La predicación debe ser una respuesta a las necesidades de cada lugar. Cada país, cada región y cada provincia, en confrontación con su realidad, necesita desarrollar sus programas de formación acordes a sus realidades.
En la formación, el estudio debe ser una ayuda a la predicación de las buenas noticias, debe desarrollarse en función de la predicación.

Transformación de los elementos que componen la realidad en los tres pasos: ver, juzgar y actuar, es la tercera dimensión de la formación.
Estos pilares se pueden desarrollar en pequeños grupos pero, también, junto a lo otros miembros de la Familia Dominicana. Se está viendo la posibilidad de un programa común. A nivel mundial se da un proceso en este sentido, pero hay un camino aún por recorrer.

No hay que descuidar la oración como ese espacio libre entre la persona y Dios, que se nutre no sólo de palabras piadosas, sino en la actitud de descanso en el conocimiento de Dios, en el aquí y ahora.
Cuando más me inspiro, más puedo exhalar. Hay que generar el tiempo y el espacio regular para la oración. Cuando no nos resulta accesible la liturgia de las horas, se puede meditar un breve texto.

CONDICIONES DEL PREDICADOR: LA ESCUCHA Y LA COMPASIÓN

¿Cuáles son las condiciones de un buen predicador? y ¿qué debemos predicar?

Para predicar, más importante que la boca, son las orejas y el corazón. Predicar no es posible, además, sin compasión y empatía. Si recordamos la famosa leyenda de la conversación durante una noche de Santo Domingo con el hospedero, su actitud no fue hablar, sino escuchar en forma compasiva. Es importante rescatar los valores comunes desde la diversidad.

Lo que tenemos que predicar primero que nada, es la gracia de Dios, el amor de Dios, la dignidad de una persona única, la libertad de todas las formas de esclavitud y la compasión de Dios.

UN ALEMAN SOBRE OTRO ALEMAN

¿Qué opinión tienes del Papa Benedicto XVI, alemán como tú?

Si pensamos que su oficio anterior es el de profesor, realmente ha aprendido mucho y es consciente de lo que tiene que corregir. Es muy impresionante que los temas de sus encíclicas no fueron tan de un ‘dogmático sin sangre’, sino que abordaron el amor, la esperanza. Admiro que a los 82 años haya aceptado este desafío, yo no sé qué podría hacer a esa edad. Es una persona modesta y que, creo, conoce sus limitaciones.

SANTA SABINA Y POST SANTA SABINA

¿Cómo es tu vida en Roma, David?

Medio año viajo por los distintos países y el otro medio año transcurre en Santa Sabina. Cuando estoy en Roma, cada día tengo 20 o 30 cartas para contestar; preparo los encuentros, conferencias y viajes, y participo de la liturgia y de las Misas en Santa Sabina. También dedico tiempo para dar la bienvenida a los peregrinos laicos dominicos de todo el mundo que visitan Santa Sabina.

¿Y después de Santa Sabina qué?

En principio debo volver a mi provincia. Pero mi gran amor es predicar retiros espirituales. Me gustaría dedicarme a eso en algún lugar como es, por ejemplo, el Instituto Pedro de Córdoba en Chile. Ese es mi sueño.

Después los seis años de nuestro oficio como promotores por cada año de trabajo nos corresponde un mes de sabático, por lo que me gustaría conocer algunos lugares por los que pasé apenas en mis recorridas o donde nunca llegué, como Machu Picchu en Perú, por ejemplo.

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