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Fray Gustavo Gutiérrez OP, Maestro en Sagrada Teología

FRAY GUSTAVO GUTIÉRREZ OP. MAESTRO EN SAGRADA TEOLOGÍA  El maestro de la Orden de Predicadores, Fray Carlos Azpiroz Costa OP, instituyó a Fray Gustavo Gutiérrez OP, como Maestro en Teología Sagrada. "El magisterio en sagrada teología se confiere a los frailes que se les reconoce eminentes en la promoción de las ciencias, sobre todo sagradas. Esta excelencia se comprueba por la capacidad de suscitar y orientar la reflexión e investigación doctrinal, y tambien por sus trabajos de eximio valor publicados y por la autoridad conseguida en el campo científico, incluso fuera de la Orden" ( LCO, n.96)

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FRAY GUSTAVO GUTIÉRREZ OP, MAESTRO EN SAGRADA TEOLOGÍA

El Maestro de la Orden de Predicadores, Fray Carlos Azpiroz Costa OP, instituyó a Fray Gustavo Gutiérrez OP, como Maestro en Teología Sagrada.

“El magisterio en sagrada teología se confiere a los frailes que se les reconoce eminentes en la promoción de las ciencias, sobre todo sagradas. Esta excelencia se comprueba por la capacidad de suscitar y orientar la reflexión e investigación doctrinal, y también por sus trabajos de eximio valor publicados y por la autoridad conseguida en el campo científico, incluso fuera de la Orden” (LCO, n. 96).

En una carta dirigida el 7 de noviembre pasado, al Prior Provincial de la Provincia de Francia, Fray Bruno Cadoré OP, el Maestro evocó, con algunos trazos personales, el proceso de inserción de Fray Gustavo a la Orden de Predicadores, a la vez que destacó la contribución de su teología en “dar credibilidad a la teología cristiana, apuntando en donde se encuentran los signos de los tiempos, a partir de los cuales el discurso de la Fe manifiesta con toda su fuerza su dimensión profética al mundo de hoy”. Añade que “el Maestro fray Gustavo Gutiérrez ayudó también a liberar a la ciencia teológica de su estatus de elite para ponerla en manos del pueblo pobre y creyente situado en las comunidades eclesiales de base”.

En este sentido, Fray Carlos señala que “el pueblo creyente y pobre se vuelve sujeto de su liberación y se puede decir que comprende mejor el discurso sobre Dios”. “Gustavo reintroduce en la teología, la conciencia de que debemos partir de los últimos para comprender las realidades divinas”, asevera.

El título de Maestro en Sagrada Teología a Fray Gustavo (que se suma a los ya recibido por 17 facultades de Teología en el mundo) fue concedido con el voto unánime del Consejo Generalicio, tras recibir el visto positivo de expertos en la materia acerca de sus obras y su prestigio académico.

El Maestro subraya que “un trazo fundamental en el pensamiento de Gustavo Gutiérrez es la importancia que da a los pobres como una gran mediación dirigida a comprender el Evangelio. El teólogo, creyente cristiano que respira los sentimientos de Dios misericordioso, como el buen samaritano, se deja impactar abiertamente por el sufrimiento del pobre, vive el apasionamiento por su liberación y emprende una práctica liberadora que ‘alimenta radicalmente una reflexión que quiere dar razón del Dios de la vida en un contexto de muerte injusta y temprana’ como él mismo lo dice”.

“La nueva forma de hacer teología que nos brinda fray Gustavo Gutiérrez –reflejada en las conferencias generales del Episcopado Latinoamericano- sugiere un camino para superar las anomalías heredadas de una teología reciente, en la cual se dio la separación entre mística y discurso teológico, espiritualidad y teología, contemplación y compromiso por la liberación”, advierte el Maestro. Explica que “para fray Gustavo Gutiérrez ‘la veneración de Dios y la puesta en obra de su voluntad constituyen la condición necesaria para uan reflexión sobre El; solamente desde el terreno de la m´sitica y desde la práctica, es posible elaborar un discurso auténtico y respetuoso acerca de Dios’, afirma en uno de sus escritos (Un lenguaje sobre Dios, Concilium 191, 1984)”.

Fray Carlos señala en su carta que “Gustavo ha logrado dar una voz a los pobres, no sólo de pronunciamiento sino también de reflexión y de participación entre todos los pobres de la tierra”. “Después de eso ya no es posible hacer una teología cristiana culta sin llevar en cuenta su herencia intelectual”, asegura.

Texto completo de la Carta del Maestro de la Orden de Predicadores, Fray Carlos Azpiroz OP, al Prior Provincial de la Provincia de Francia, Fray Bruno Cadoré OP

Roma, 7 de noviembre de 2009
Fiesta de Todos los Santos de la Orden

Prot.n. 3/09/932 MST

Fr. Bruno CADORÉ OP
Prior Provincial de la Provincia de Francia

Querido hermano,

En tu carta del 17 de octubre de 2008, me solicitabas la promoción de FRAY GUSTAVO GUTIÉRREZ MERINO DIAZ OP como Maestro en Sagrada Teología.

Habiendo recibido el voto positivo de expertos en la materia, acerca de las obras y el prestigio académico de nuestro hermano, el Consejo Generalicio ha votado en forma unánime a favor de la solicitud (cf. LCO 97). Te pido entregues el documento adjunto a fray Gustavo, Gutiérrez felicitándolo también en mi nombre.

Antes de extenderme en algunas consideraciones acerca de la obra de Fray Gustavo, me gustaría recordar contigo algunas notas personales que den color y calor a esta carta.

En 1998, siendo yo Procurador General de la Orden, ante una decisión que Gustavo Gutiérrez maduraba durante muchos años, a partir de algunos encuentros con fray Damian Byrne como Maestro de la Orden, fray Timothy Radcliffe –sucesor de fray Damian- me pidió que hablara con él, sacerdote y teólogo peruano, para ayudarlo en algunas cuestiones prácticas y canónicas en orden a formalizar su ingreso en la Orden (me refiero a la documentación prescrita en el derecho, etc.).

No pude ocultar mi emoción cuando lo vi por primera vez. Me sorprendió su sencillez y facilidad en el trato. Entonces él me contaba: «Mi relación con la Orden de Predicadores se remonta a mis estudios en Francia, donde tuve un contacto personal con la reflexión y el trabajo académico de los teólogos Chenu, Congar y Schillebeeckx… me atraía sobremanera cómo entendían y planteaban la íntima relación que debe existir entre la teología, la espiritualidad y el anuncio del evangelio».

Habiendo emitido su primera profesión el 29 de septiembre de 2001, al llegar el año previsto para la profesión solemne, siendo yo Maestro de la Orden, pude entrevistarme con el entonces Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe -el Cardenal Joseph Ratzinger- pues todos deseábamos que el "proceso o camino de clarificación y profundización de su obra" en curso pudiese darse por concluido antes de la fecha de su compromiso definitivo con la Orden, momento en el cual, fray Gustavo quedaría definitivamente incardinado en la Orden de Predicadores.

Su artículo "La koinonía eclesial" –escrito con ocasión de los 25 años de la III Conferencia del Episcopado Latinoamericano y del Caribe en Puebla- presentado a la Congregación y su posterior publicación[i] fue el hecho que -en síntesis- confirmó la conclusión de dicho proceso. Fray Gustavo escribió ese texto con ocasión de los 25 años de la realización de la Conferencia de Puebla. Recuerdo cuando en un encuentro personal con el Cardenal Joseph Ratzinger, a propósito del artículo, rne comentó "es excelente". En una carta fechada el 17 de septiembre de ese año, el mismo Prefecto daba "gracias al Altísimo por la satisfactoria conclusión de este camino de clarificación, y profundización",

El domingo 24 de octubre de 2004, tuve la alegría de recibir en mis manos la profesión solemne de fray Gustavo en el Convento del Santo Nombre de Lyon. Recuerdo también con emoción tu homilía, fray Bruno y -al final de la celebración- las palabras de S. E. R. Mons. Gerhard Ludwig Müller, amigo de Gustavo, en el pasado miembro de la Comisión Teológica Internacional y Obispo de Regensburg (Ratisbona) en Alemania y por ello sucesor de San Alberto Magno. Mons. Müller dijo reconocer en la vida de nuestro hermano la influencia de dos dominicos que sintetizaban de alguna manera sus dos amores: San Alberto Magno, el teólogo con horizontes universales y fray Bartolomé de las Casas, el pastor defensor de los pobres.

Fray Gustavo Gutiérrez en efecto, incorpora la realidad histórica al discurso teológico. Los representantes de la teología escolástica eran hombres cultos, apasionados por la investigación, magistri deseosos de mostrar la racionabilidad y la autenticidad de los misterios de Dios y del hombre, en los que ciertamente se cree por la fe, pero que también se comprenden con la razón[ii].

Si la teología es la reflexión sobre la fe, un encuentro que se da solamente en la historia a través de mediaciones históricas, indica que la visión del teólogo peruano parece lógica.

Un trazo fundamental en el pensamiento de Gustavo Gutiérrez es la importancia que da a los pobres como una gran mediación dirigida a comprender el Evangelio. El teólogo, creyente cristiano que respira los sentimientos del Dios misericordioso, como el buen samaritano, se deja impactar abiertamente por el sufrimiento del pobre, vive el apasionamiento por su liberación y emprende una práctica liberadora que «alimenta radicalmente una reflexión que quiere dar razón del Dios de la vida en un contexto de muerte injusta y temprana» cómo él mismo lo dice.

Se comprende entonces —e insiste el teólogo— que «la más profunda y auténtica solidaridad con el pobre, busca liberar también a los opresores de su propio poder, de su ambición, de su egoísmo».

La referencia por los pobres significa «entrar, como paso ineludible, en el mundo del pobre, a vivir en solidaridad con los oprimidos y marginados para a partir de allí, anunciar el evangelio a toda persona», concluye fray Gustavo.

Si creemos «en la presencia liberadora de Dios en la historia», en los pobres nos habla ese Dios revelado en Jesucristo como exigencia de solidaridad, de identificación, de justicia y de dignidad. En consecuencia, el único interés universal y legítimo que puede tener la teología cristiana —mirar y comprender a todas las personas, realidades y acontecimientos desde Dios y para Dios— es la liberación de los oprimidos. Sólo desde la opción preferencial por los pobres «la Iglesia hará visible y eficaz el mensaje de amor del que ella es portadora».

Santo Tomás de Aquino dice que la teología no es solamente especulativa sino también práctica. Como reflexión de un creyente, la teología es siempre práctica, debe traducirse para el mismo teólogo en el crecimiento de su fe cristiana, que implica una práctica o una nueva forma de vivir siguiendo a Jesucristo; y un compromiso en la transformación de la realidad o en la llegada del reino de Dios. En la teología de fray Gustavo Gutiérrez teoría y práctica se articulan en el dinamismo propio de la fe, pues «la práctica es el lugar de verificación de nuestra fe en el Dios que libera estableciendo la justicia y el derecho a favor del pobre, de nuestra fe en Cristo que dio su vida por anunciar el reino de Dios luchando por la justicia». Así lo afirma en su libro La fuerza histórica de los pobres.

La nueva forma de hacer teología que nos brinda fray Gustavo Gutiérrez —reflejada en las conferencias generales del Episcopado Latinoamericano— sugiere un camino para superar las anomalías heredadas de una teología reciente, en la cual se dio la separación entre mística y discurso teológico, espiritualidad y teología, contemplación y compromiso por la liberación. Para fray Gustavo Gutiérrez «la veneración de Dios y la puesta en obra de su voluntad constituyen la condición necesaria para una reflexión sobre Él; solamente desde el terreno de la mística y desde la práctica, es posible elaborar un discurso auténtico y respetuoso acerca de Dios», afirma en uno de sus escritos (Un lenguaje sobre Dios, Concilium 191, 1984).

La concesión de este título de Maestro en Sagrada Teología se suma a los que ha recibido de otras diecisiete facultades de Teología en el mundo. La teología de fray Gustavo Gutiérrez contribuyó a dar credibilidad a la teología cristiana, apuntando en donde se encuentran los signos de los tiempos, a partir de los cuales el discurso sobre la Fe manifiesta con toda su fuerza su dimensión profética al mundo de hoy. El Maestro fray Gustavo Gutiérrez ayudó también a liberar a la ciencia teológica de su estatus de elite para ponerla en manos del pueblo pobre y creyente situado en las comunidades eclesiales de base. El pueblo creyente y pobre se vuelve sujeto de su liberación y se puede decir que comprende mejor el discurso sobre Dios. Gustavo reintroduce en la teología, la conciencia de que debemos partir de los últimos para comprender las realidades divinas. Este evangelismo que era típico de las Órdenes mendicantes medievales, se había reducido a ser una consideración de cristianos buenos pero incultos no en grado de expresarlo a nivel teórico. Gustavo ha logrado dar una voz a los pobres, no sólo de pronunciamiento sino también de reflexión y de participación entre todos los pobres de la tierra. Después de eso ya no es posible hacer una teología cristiana culta sin llevar en cuenta su herencia intelectual.

Felicito también a la Provincia por esta promoción de fray Gustavo Gutiérrez Merino a Maestro en Sagrada Teología, conforme a su rica y multisecular tradición intelectual. Invocando a Bartolomé de Las Casas, figura ejemplar de teólogo—al mismo tiempo comprometido con la verdad del Evangelio y encarnado en la tradición de la Orden— espero que fray Gustavo Gutiérrez sirva de ejemplo a las nuevas generaciones de nuestra Orden.

En conformidad con el LCO 97 § 1, 6°, fray Gustavo deberá ofrecer una «lección pública». De acuerdo con él, concretarás la fecha y lugar [ACG 1998 (Bolonia) n. 245].

Fraternalmente en Nuestro Padre Santo Domingo,

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