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Sentir como propio el sufrimiento de nuestros hermanos de Haití ((Mons. Bargalló)

PRESIDENTE DE CARITAS DE AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE: “Sentir como propio el sufrimiento de nuestros hermanos (as) de Haití”  “Quiero compartir con ustedes mi experiencia de la grave situación que está viviendo el pueblo haitiano a raíz del terremoto ocurrido el pasado 12 de enero. Como suele suceder, los medios de comunicación social ya casi no se ocupan del tema. No obstante ello, hemos de tomar clara conciencia que el impacto devastador de este terremoto sigue y seguirá afectando por muchos años a nuestro hermano pueblo de Haití, cuya dolorosa realidad de postergación se ha agigantado trágicamente en un abrir y cerrar de ojos”.

Sentir como propio el sufrimiento de nuestros hermanos y hermanas de Haití

(Mons. Bargalló comparte la experiencia vivida luego del viaje realizado a la zona del terremoto)
 
Retomo hoy este espacio de encuentro que nos brinda el Boletín “Huellas de Esperanza” para reflexionar juntos, a la luz del Evangelio, lo que vamos viviendo como sociedad, como Iglesia y también como Caritas.

Quiero compartir con ustedes mi experiencia de la grave situación que está viviendo el pueblo haitiano a raíz del terremoto ocurrido el pasado 12 de enero. Como suele suceder, los medios de comunicación social ya casi no se ocupan del tema. No obstante ello, hemos de tomar clara conciencia que el impacto devastador de este terremoto sigue y seguirá afectando por muchos años a nuestro hermano pueblo de Haití, cuya dolorosa realidad de postergación se ha agigantado trágicamente en un abrir y cerrar de ojos.

Hace algunas semanas viajé a Haití con integrantes de Caritas Internacional y de la Región Caritas América Latina y El Caribe, a fin de expresar nuestra cercanía y solidaridad y acompañar de cerca la intensa tarea que Caritas Haití viene realizando desde el primer instante en las zonas afectadas (Puerto Príncipe, Leoganne y Jacmel) y, pasadas las dos primeras semanas, también en el resto del país afectado por el aluvión de migrantes internos que buscan refugio y asistencia en otras ciudades y poblados.  

Es difícil describir lo vivido esos días. La conmoción interior que me provocó la situación de miles y miles de refugiados instalados en inmensos campamentos precarios en cada espacio público y ver el escombro de las incontables casas y edificios derrumbados,  se transformó inmediatamente en un agudo dolor y profunda compasión en Cristo. Compasión no entendida como lástima sino como vibración interna de sentir como propio el dolor de este pueblo… Misterio del Cuerpo Místico: si un miembro sufre, sufre todo el cuerpo!

Muchos otros sentimientos e interrogantes me fueron surgiendo a partir de lo que iba viendo, escuchando, y prácticamente tocando con la propia mano y el corazón. ¿Cómo procesar interiormente tanto dolor de hermanos y hermanas? ¿En qué lugar privilegiado de mi corazón ubicar su padecimiento de modo que al regresar las tareas cotidianas no lo taparan ni impidieran recordarlo fraternal y solidariamente? Y, sobre todo, desde el espíritu de comunión ¿cómo discernir con audacia y generosidad el apoyo y ayuda que nuestra Cáritas Regional ha de aportar al difícil camino que le queda por delante a Cáritas Haití?

Camino difícil con muchos y diversos desafíos. El primero, junto a tantísimas otras organizaciones internacionales, sociales y humanitarias, consiste en seguir respondiendo a la emergencia, siendo un eslabón más en la cadena de atención médica a los heridos y procurando contener las necesidades básicas: el agua, el refugio, el alimento. Luego, la etapa de reconstrucción, no sólo edilicia sino también social, económica y psicológica. Caritas Nacional Haití, y la red de sus Caritas diocesanas, como le pasaría a cualquier Caritas en el continente, se siente y se sabe desbordada ante la magnitud de la tragedia. Pero no baja los brazos ni se desespera. Asume el desafío de fortalecer su estructura, organización y la capacitación de sus integrantes para que esta tremenda experiencia de dolor ahonde el sentido y eficacia de su servicio evangélico hacia los demás, especialmente hacia los más pobres. Como Caritas América Latina y El Caribe, y en coordinación con Caritas Internacional, hemos ofrecido y ya estamos brindándole diversas ayudas y formas de acompañamiento para responder a dichos desafíos.

Compartir la vida cotidiana con quienes padecieron el terremoto, me tocó y afectó profundamente por tanto sufrimiento pero, al mismo, me ayudó a crecer al percibir cuánta esperanza y deseos de salir adelante palpita en sus corazones. Me impresionó mucho la fortaleza interior de todos los agentes pastorales de Caritas Haití. Ellos también fueron afectados por el terremoto con la pérdida de sus propias viviendas o la muerte de algún familiar, amigo o conocido. A pesar de ello, lejos de quedarse en la posición de quienes han de ser auxiliados, están dando todo de sí en el servicio a los demás. Su enseñanza para todos es enorme. Nos impulsan a reconstruir la propia escala de valores, a no sobredimensionar las dificultades cotidianas de la vida y a no instalarnos en la queja estéril. Cuando compartimos el sufrimiento de otros aprendemos, además, a valorar y agradecer tantos dones y situaciones de vida que nos parecen “normales” pero que, en realidad, podríamos perder de la noche a la mañana.

Que María de Guadalupe, patrona del continente, bendiga y proteja al pueblo de Haití y nos ayude a todos a transitar este tiempo de Cuaresma con amor y especial solidaridad hacia quienes, viviendo muy cerca nuestro, esperan nuestra mano tendida y fraterna. Ese será un signo concreto de nuestra conversión a Cristo y a su Reino.
 
+ Fernando María Bargalló
Obispo de Merlo – Moreno
Presidente de Caritas de América Latina y El Caribe

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