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En memoria del padre Juan Sokolich Alvarado OP
Apreciado por muchos, queridos por muchos más; apreciado por su trabajo, querido por su carácter y fraternales servicios. Podemos decir que era la alegría del convento de Santo Domingo de Lima. A pesar de los cargos y responsabilidades que tuvo, tenía la sonrisa a flor de labios. Muy de madrugada, como para no molestar a nadie, el 1° de noviembre del 2010, nos dejó a los 78 años de edad.
El “Padre Juanito”, como le decían sus amigos más cercanos, nació en Huánuco el 18 de noviembre de 1932; de muy pequeño fue traído a Lima por sus padres Juan Sokolich, croata, y Felícita Alvarado. Tuvo cuatro hermanos: Blanca, Francisco, Olga y Trinidad.
Sus primeras letras y formación cristiana la recibió en el Distrito del Rímac, donde asistió al Oratorio de Don Bosco, dirigido por los padres Salesianos, cuyo recuerdo nunca olvidó. Su madre, muy devota del Rosario, le enseñó el camino al convento de Santo Domingo. Así ingresó a La Orden Dominicana, aún muy muchacho, como se acostumbraba por aquellas “kalendas”; tenía casi 12 años al ingresar. Lo acogieron en el postulantado entre otros los padres Jordán Rodríguez, José Lazo, Enrique Muñoz. Durante 5 años fue recibiendo las clases en el mismo postulantado por profesores del colegio de Santo Tomás, como estaba ordenado en aquel tiempo. Le tocó vivir cuando las incomodidades y la efervescencia de la reconstrucción del convento, del colegio Santo Tomás de Aquino y de la torre de la Basílica del Rosario, después del gran terremoto de 1940 que asoló el Callao y Lima.
El veía llegar al convento de Lima jóvenes dominicos de otros países, que pasaban entusiasmados a estudiar al convento del Cusco, y los veía también retornar a sus respectivas Provincias llenos de ilusiones. Qué emociones le causarían también algunos neo-sacerdotes al verlos celebrar sus primeras misas solemnes. Quizás pensaría en su futuro de sacerdote, pero muy seguro que estos encuentros reafirmaron su vocación.
Hacia fines de 1947, el provincial Fr. José María Lazo OP determinó que viajara a Arequipa para que, junto con los postulantes de aquel convento, se dirigiera al Cusco para iniciar su noviciado. Fueron 13 compañeros, que durante años se llamaron, orgullosamente, “los trece del gallo”, los que cumplieron el tranquilo año de noviciado bajo la dirección del querido y venerado Fr. Francisco Vázquez.
Emitió sus primeros votos el 3 de febrero de 1949; y su profesión solemne, después de haber cumplido sus 21 años, el 19 de noviembre de 1953, siendo Provincial Fr. Pío Gonzáles. Los estudios eclesiásticos de filosofía y teología los cursó en el Estudio Internacional Dominicano del Cusco, y el 12 de febrero de 1956, superados todos los estudios, recibió la orden sacerdotal de manos de Mons. Javier Ariz, Vicario Apostólico del Vicariato de Maldonado, en la Basílica de Lima, ante la presencia de sus familiares y hermanos de comunidad.
Sus servicios sacerdotales dentro de La Orden Dominicana en el Perú han sido muy generosas y variadas. Trabajó entusiastamente por la canonización de San Martín de Porres. Le correspondió llevar a Roma los documentos canónicos respectivos. Y posteriormente preparó con los demás religiosos las grandes fiestas celebradas en Lima con motivo de la canonización, el 6 de mayo 1962.
Ha trabajado en todos los conventos y casas de la Provincia San Juan Bautista. Ha sido prior en los conventos de Cusco, Arequipa, Lima, en este último por cuatro periodos. En este oficio ha tratado a los hermanos con prudencia y delicadeza, y con razón fue solicitado para servir constantemente a las comunidades. Colaboró un tiempo en la formación de los jóvenes. Asistió como Definidor al Capítulo General de Madonna del Arco, Nápoles, Italia. Así mismo al CIDALC de México en representación de la Provincia San Juan Bautista.
Fue director de la casa San Martín de Porres de Lima; donde ha quedado como recuerdo la fundación del comedor de ancianos, que aún continúa sirviendo a numerosas personas.
Su más destacada y continuada labor fue la dirección de Radio Santa Rosa de Lima, este oficio lo ha desempeñado por más de 25 años. Allí ha puesto alma, vida y corazón; infatigable en mejorar los equipos y la programación para mejor audiencia de la emisora. Cuánta angustia le ha causado este servicio.
Como director de la emisora ha sido miembro activo de UCLAP (Unión Católica Latinoamericana de Prensa) de la que llegó a ser su presidente. En su representación viajó a varios congresos internacionales, como Santa Cruz de Bolivia y Quito, al Congreso Internacional UCIP, Grass-Austria y de Paris. En Lima organizó y presidió el Encuentro Internacional de Jóvenes Comunicadores de UCIP (Unión católica Internacional de Prensa). Fue enviado para perfeccionarse y seguir cursos en medios de comunicación en Lyon – Francia.
Entre sus apostolados podemos recordar la asesoría en los cursillos de cristiandad en el Cusco, han pasado muchos años y todavía lo recuerdan. Ha sido rector del Movimiento Familiar en Cusco y Arequipa. Fue Decano del Decanato de santuarios de la Arquidiócesis de Lima, en cuyo nombre asistió a los encuentros en Cuacupé-Paraguay, Luján-Argentina, Aparecida-Brasil, Virgen del Carmen-Chile, Quito y México. Y organizó el encuentro latinoamericano en Lima. Fue profesor del ISET durante 10 años.
Promocionó la devoción al Señor de la Justicia, en el templo de Santo Domingo de Lima, y fundó la Asociación del Señor de la Justicia. Cabe destacar su dedicación a la pastoral en varios pueblos jóvenes en el sur de Lima. Fue pionero en la erección de algunas parroquias en esas zonas. Y continuó hasta hace poco acompañando domingo a domingo en la pastoral de Campoy.
De manera especial y con gran ejemplo, Fr. Juan Sokolich Alvarado, dio testimonio de fe en la Virgen del Rosario; cada día, muy temprano, infaltablemente rezaba el Rosario, que se transmitía por Radio Santa Rosa, desde la Basílica del Rosario, convento de Santo Domingo, Santuario de los Santos Peruanos.
Queremos también recordar su compromiso con los pobres y su adhesión entusiasta al movimiento de la Iglesia, de cambios estructurales y de opción por los pobres. Y también merece que le mencionemos como algo característico de él su afición al deporte, particularmente a su equipo Universitario, cuyos símbolos y recuerdos conservaba afectuosamente en su oficina de Radio Santa Rosa.
Nos deja el grato recuerdo de su sonrisa característica, motivo de entusiasmo y alegría para sus amigos y familiares.
Padre Juanito, que esta alegría que nos dejaste, te acompañe en el seno del Padre Eterno.
Descansa en paz, Fr. Juan Sokolich Alvarado OP (1932-2010)