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La familia dominicana está creciendo

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LA FAMILIA DOMINICANA DE URUGUAY ESTÁ CRECIENDO
 
En el  “Día de Todos los Santos de la Orden de Predicadores” y “Día Internacional de la Familia Dominicana”, el pasado 7 de noviembre, 10 miembros de las fraternidades dominicas en Uruguay hicieron sus promesas.
 
Compartimos la crónica elaborada por los laicos dominicos Blanca y Carlos Gómez:
 
 
“El domingo 7 de noviembre es el  “Día de TODOS LOS SANTOS DE LA ORDEN DE PREDICADORES”. Esta fiesta fue instituida en 1647 por Clemente X, para “recordar con amor a aquellos miembros de la familia dominicana que nos han precedido, dándonos ejemplo con su vida, compañía con su amistad y ayuda con su intercesión”.
 
Además este día fue declarado en Manila 2000, “Día Internacional de la Familia Dominicana”. A esta fecha importante por esos dos motivos, se sumó otro que para nuestra comunidad de laicos Dominicos de Uruguay es de gran regocijo: hicieron su compromiso de vida laical, sirviendo a Jesús desde el carisma de esta Orden, 10 miembros de nuestras Fraternidades.
 
Con muchas marchas y contramarchas, entusiasmos, frustraciones, algunas con más dudas que certezas, ellas y él se prepararon para este “lanzarse al agua”, en este estilo de vida, aprendido, pero difícil de vivir.
 
Los más veteranos no ocultamos nada: si buscaban perfección de organización, de relaciones, de religiosidad, no la hay; sí hay pasión por vivir, con todos nuestros límites, la verdad, la compasión, la oración-contemplación, el estudio…
 
¡QUÉ FIESTA HERMANOS….!
 

El Consejo de las Fraternidades Laicales, acompañados por Fr. Edgardo Quintana, nuestro Promotor Laical, decidió sabiamente, que el retiro preparatorio para las personas que harían el compromiso, fuera organizado y desarrollado por laicos de nuestras Fraternidades, que darían testimonio de sus vivencias en: oración, contemplación, estudio, y vida de fraternidad. Esta parte de la celebración fue en la mañana.
 
Luego nos reunimos todos para almorzar juntos y compartir la alegría de vernos, abrazarnos, charlar… y las delicias con las que se lucieron las señoras…
 
Corrieron los comentarios elogiosos y emocionantes acerca de los testimonios de cada uno de nuestros hermanos.
 
En la sobremesa Fr. Edgardo y colaboradores fueron a arreglar el salón donde se harían los compromisos.
 
Los “contrayentes con la Orden de Predicadores” estaban nerviosos; el salón hermoseado con una manta de colores, flores y velas donde reposaba un Cristo crucificado; la imagen de Santo Domingo presidía con ternura esta fiesta familiar.
 
Llegó el momento de la Eucaristía. Todos en círculo (imagen de la Iglesia que soñamos); ya habían llegado los familiares y amigos de los que se comprometían.
 
Después de unas palabras del Presidente del Consejo de las Fraternidades, Sr Jorge Cúneo que dio el sentido a esta Eucaristía comenzó esta hermosa celebración presidida por Fr. Edgardo y que estuvo concelebrada por Fr. Fernando Solá, nuestro Párroco, y Fr. Lucas Del Valle, Prior de la comunidad.
 
En la homilía se compartió la reflexión, por parte de una pareja, de “Cómo vivimos nuestro compromiso de laicos Dominicos como familia”, expresando testimonios de los hijos acerca de cómo ellos recibían este compromiso de sus padres. Luego llegó el momento tan esperado. N

 
uestras hermanas: Esther, Rosario ,Elsa P., Alexandra, Nora, Gloria, Elsa G, Enilse, Gabriela y Javier, fueron llamadas/os  por su nombre y leyeron frente a nuestro Promotor, el compromiso que cada una había redactado.; algunas con voz quebrada, otras con lágrimas en su rostro, todas profundamente emocionadas y Javier radiante de felicidad!!.
 
Luego de abrazos y saludos continuó la celebración, con un aire totalmente festivo.
 
Fr. Fernando leyó un cálido mensaje de acogida de parte de nuestro Vicario Fr. Gabriel Nápole.
 
Finalmente se hizo la entrega de una vela y un cacharrito con sal, a cada uno, como signo de ser Luz y Sal para la familia y la sociedad. Nos acompañó la Hna. Gloria Dominica de la Anunciata.
 
En la despedida abundaron los besos, los abrazos, los agradecimientos y el compromiso de llevar a Cristo con todas nuestras fuerzas al mundo que tanto lo necesita. Fue una renovación que nos inyectó una gran dosis de amor y esperanza”.                      

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