EL SENTIDO DE LA REESTRUCTURACIÓN “La reestructuración requiere cambios institucionales que arrastran a cambios personales y viceversa. Para las Misioneras Dominicas del Rosario, el verdadero cambio implica una gran posibilidad de crecimiento, a la vez que renunciar a la costumbre, a la rutina, a la seguridad que nos ofrece lo conocido”. Estos y otros pensamientos nos entrega la Hna. Irene Díaz OP en este breve artículo.
EL SENTIDO DE LA REESTRUCTURACIÓN
Por Hna. Irene Díaz OP
Un tema de preocupación hoy en la vida religiosa es el de la reestructuración y nos preguntamos si se trata de un asunto de moda o es un signo de los tiempos.
Por el sentido de preocupación creo que tiene que ver con lo segundo, porque las estructuras también hablan de fidelidad o no, al seguimiento de Jesús y por otro lado, ante la Iglesia y ante nuestros pueblos, estamos llamados y llamadas a mostrar coherencia y autenticidad, es decir ser verdaderos religiosos, religiosas y no sólo parecerlo.
Después del largo tiempo de reflexión sobre la “Refundación de la Vida Religiosa” que hacía alusión a los fundamentos de nuestra vida, la experiencia de fe, de fraternidad y misión, se constata que esta reflexión tiene que tocar igualmente las estructuras, porque las obras y las presencias apostólicas tienen su ciclo, y entonces las mediaciones para el carisma y la misión deben cambiar al ritmo de los tiempos, de la cultura y de las situaciones históricas.
Los varios autores que escriben sobre la reestructuración subrayan que aunque la reestructuración no es el principal desafío de la vida religiosa, es el que más temor crea porque es el que nos implica de inmediato. Se supone que hay urgencia y necesidad de ella, pero debe ir estrechamente unida a la refundamentación de las raíces evangélicas.
Nos dice el P. felicísimo Martínez, “para que la reestructuración sea posible, necesitamos cultivar una espiritualidad para el cambio”.
Una espiritualidad encarnada, que dé sentido a todo lo que nos encamine en el proceso de reestructurar, dentro del cambio de época, de crisis global, buscando algo diferente y significativo que supone una serie de cambios en todas las dimensiones de nuestra vida, que tienen como punto de partida el nivel personal, para luego expresarse en nivel comunitario y social.
Estamos muy claras que la reestructuración requiere cambios y bien profundos: Los institucionales que arrastran a cambios personales y viciversa, y
presupone unos recursos teologales, que garanticen construir sobre roca firme (MT7,21-27). Cambiar no es nada fácil por eso hace falta coraje, valor, creer que Dios está en otros lugares, en lo nuevo, lo distinto, lo desconocido aún. Para nosotras las Misioneras Dominicas del Rosario, el verdadero cambio implica una gran posibilidad de crecimiento, a la vez que renunciar a la costumbre, a la rutina, a la seguridad que nos ofrece lo conocido.