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Encuentro de Formadores y Formadoras ( Lima, Perú) Día 9

ENCUENTRO DE FORMADORES Y FORMADORAS (Lima, PERÚ) DÍA 9 LOS ELEMENTOS CONSTITUTIVOS QUE TEJEN NUESTRA PROFESIÓN  La hondura y el calor del Caribe se hizo sentir este día en la liturgia animada por Cuba, Puerto Rico, República Dominicana y las hermanas de Paraguay. Una simbólica liturgia animada por la lectio divina, nos ayudó a dejarnos habitar por la Palabra e invitó a profundizar la experiencia de la libertad y sencillez propuesta por el Señor Resucitado.  VER GALERÍA

Como se alargó un poco la Eucaristía el equipo coordinador nos permitió comenzar la jornada media hora más tarde. Así a la hora indicada nos dimos cita en el salón de clases para continuar y afinar los elementos que constituyen la vida dominicana. Estos aspectos sin referencia a la comunidad quedan truncados, por eso, se centró en tres esencialmente.
Oración. Fray Marcio inició su amplia disertación fundamentando los elementos esenciales y niveles de Jesús como orante. Al fundamentar esto, nos invitó a inferir algunas consecuencias dominicanas en el proceso de la formación y del acompañamiento.

Esta realidad nos invitó a reflexionar sobre la pedagogía que vamos haciendo en la experiencia de Dios en las etapas iniciales y en advertirnos ciertas tendencias emocionales y ambientales que existen en la religiosidad actual.

Estudio. explicó que como tal el estudio no es el objetivo de la Orden, sino sólo en cuanto se relaciona a su misión apostólica, que abandonar el estudio asiduo sería dejar la sustentación que respalda la predicación. Y esto porque el estudio sustenta doctrinalmente, es decir, es capaz de esclarecer los misterios de la fe, para que puedan ser transmitidos con sustancia y claridad a nuestros interlocutores desde su propia realidad.

Ahora bien, así como hay abusos en tendencias sobre la oración, en el estudio también han existido asimetrías, egolatrías o desvalorizaciones. Un estudio dominicano debe llevarnos a ser capaces de estudiar y debatir en común las cosas esenciales a las cuestiones apremiantes de las personas.

Sobre esto en la Orden existe un gran magisterio en los Capítulos Generales, los cuales nos invitan a profundizar buscando causas comunes que hagan más explicita nuestra causa por el Reino de Dios, tal como lo hizo fray Bartolomé de las Casas.

El trabajo grupal nos permitió tener una mirada más profunda desde nuestra realidad particular, en advertir algunas soluciones y plantear búsquedas como hermanos y hermanas sobre todo, en el tema del estudio y de la oración. Un reto verdaderamente importante ante esta sociedad de conocimiento y del pulular de experiencias religiosas diversas.

Luego del descanso de la tarde, continuamos con el otro aspecto restante. Fray Marcio invitó a fray Felicísimo a esclarecer y entender a qué se refiere en la Orden lo referido a la Predicación doctrinal confiada a la Orden. Al igual que los elementos anteriores, existen de igual manera visiones o tendencias que se presentan al hoy de la vida dominicana como desafío, conversión o discernimiento, sobre todo, con respecto a la predicación clerical. Esto implica ver esto con detenimiento histórico sabiendo que en la realidad pastoral, existen situaciones en las que las mujeres poseen buena parte en la trasmisión y enseñanza de la fe.

Ciertamente se dieron testimonios de hermanas que narraron su experiencia de predicación y colaboración en la misión de la Orden. Culminamos con una plenaria ampliada donde pudimos reforzar y reaccionar a la temática de la tarde. Con esto, fray Marcio concluía su aporte y la Asamblea agradeció con un cariñoso aplauso la exposición clara y profunda.

Por la tarde, meditación centrada en la Palabra por el grupo animador del día. Al final de la cena, la comisión de animación propuso juegos tradicionales para participantes. Jolgorio, risas se oían en los pasillos. Algunas risitas estridentes pero graciosas reflejaban la alegría que debe contagiarnos a los predicadores. Santo Domingo impedía a sus frailes que regañaran a los novicios cuando se reían y les decía: ¡Déjenlos, que en su alegría rebosa la Palabra que predican!

Gracias a Dios, por este don tan unido a la misión y a la fraternidad-sororidad.

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