El maestro de la Orden de Predicadores, fray Bruno Cadoré, se reunió con la Familia Dominicana de Andalucía en el convento de Santo Tomás de Aquino de Sevilla. El encuentro se celebró el domingo 4 de mayo y comenzó con un coloquio en el que fray Bruno animó a los presentes a “escuchar”.
Para ello, primero dio ejemplo él mismo. Primero escuchando atentamente la presentación que de él hizo fray Miguel de Burgos, quien se deshizo en elogios para el maestro de la Orden. Después, escuchando atentamente cada una de las preguntas que frailes, monjas y laicos le plantearon.
Hablando de familia dominicana, la primera pregunta fue sobre el papel de los laicos en la misión de la Orden. Fray Bruno pidió escuchar sus experiencias del día a día: “Hoy día hay en las familias situaciones, como un hijo que no quiere ir a la Iglesia y eso preocupa a los padres. Un fraile puede escuchar pero nunca va a ser el padre que tiene ese hijo”, puso como ejemplo. Siguiendo el mismo razonamiento, ante una pregunta sobre bioética, contestó en la misma línea: “Durante quince años dirigí un centro de bioética (el de la Universidad Católica de Lille), y llegamos a una norma; si alguien de nosotros era invitado a dar una conferencia, no podía decir que sí antes de escuchar a las personas del comité que tenían diferentes experiencias”.
Respondió también a las inquietudes de miembros de algunas cofradías del Rosario, presentes en el encuentro. Les exhortó a difundir la devoción con esta oración en colaboración con el resto de la Familia Dominicana. “Es una oración central en la espiritualidad dominica”, afirmó. Y tranquilizó al público cuando fue preguntado por la escasez de vocaciones. “A veces nos miran como un bicho raro”, expresaba una monja dominica contemplativa, a lo que el maestro respondía que en España había habido demasiados conventos, que no se pueden hacer comparaciones con el momento en que más vocaciones hubo, y que no es necesario preocuparse: que cuando hay una misión que hacer, Dios envía las vocaciones.
El encuentro continuó con una eucaristía y finalizó con un aperitivo en el claustro del convento de Santo Tomás, donde toda la Familia Dominicana tuvo ocasión de confraternizar y de guardar para el recuerdo una foto con fray Bruno Cadoré.
Fuente: op.org