El equipo interdisciplinar “Mujeres Haciendo Teología” de Bolivia elaboró un documento en el que nos aporta un “granito de arena en esta necesidad de humanizar la vida, buscando relacionarnos de manera íntegra y amigable con lo que nos rodea, al estilo de Jesús de Nazaret y desde nuestro genio femenino”. Ofrecemos un resumen del trabajo y la posibilidad de descargar el archivo para quienes quieren leerlo completo.
El grupo “Mujeres Haciendo Teología- Bolivia” está formado por Jimena Ari, Tania Ávila, Eileen Fitzgerald, María Victoria Gonzáles, Silvia Guzmán, Gregoria Mamani, Sara Pellón, Luz María Romero y Marcela Soto.
“En diferentes escalas nuestra visión, objetivos, y formas de vida están en tela de juicio, lo que significa que algo no estamos haciendo bien, que nuestras prioridades no son humanas, y que están en detrimento de nosotras/os mismas/os. Necesitamos reorganizarnos y repensarnos como personas, como sociedad, pero también como creyentes y desde nuestra experiencia de fe, reconciliarnos con el cosmos, reconstruir con él un vínculo de vida, de armonía e interrelación. Es decir re-crear la vida en tiempos de y en pos pandemia; para ello es significativo aprender de otras personas, familias, comunidades y pueblos indígenas, que desde hace mucho tiempo apuestan por una forma de vida amigable y respetuosa con la naturaleza, sin sentirse dueños, sino parte: interrelacionados, interconectados e interdependientes”, reflexionan en el documento titulado “Re-creando la vida en tiempos de pandemia: oportunidad para nuevas relaciones”.
La realidad nos supera e interpela
En el trabajo afirman que “la pandemia nos ha mostrado nuevos caminos para humanizarnos o también, otras formas de deshumanizarnos”. Luego de analizar este punto, destacan que la realidad “nos abre a la esperanza”, ya que la cuarentena “ha permitido redescubrirnos en otras facetas más esperanzadoras”.
Llamado al discernimiento
Entre otros aspectos, la crisis nos hace ver “quienes somos como humanidad”. “En este mundo, desde el primero al último, desde el más importante al más insignificante, todos somos lo que realmente somos: seres humanos”, analizan las teólogas. “El ser humano es un ser en relación. No podemos dominarlo todo, somos limitados (cf. Gen 2,7); aunque el ser humano ejerce dominio sobre la creación, él no es el Creador. Las crecientes muestras de solidaridad están colocando a la persona en el centro. ¿Nos estamos humanizando? Si es así entonces tenemos una gran oportunidad para transformar el mundo en un lugar mejor y salir de esta crisis siendo mejores personas”.
“La sabiduría bíblica no necesita imponer normas o leyes de comportamiento; al contrario, ayuda a descubrir el sentido de lo que acontece y lo encamina hacia una transformación de la realidad. Reconoce que lo más importante es ‘aprender a vivir’, y no se puede vivir bien si no se vive desde la interioridad, desde la profundidad del ser. Se nos invita a encontrar el sentido profundo de las cosas para aprender a vivir en plenitud en una relación de armonía con Dios y con la creación”, afirman.
La crisis como signo de los tiempos
“Nos convoca a una profunda reflexión teológica en orden a discernir por dónde se manifiesta la presencia y la vida nueva que viene de Dios, que nos renueva como personas, familias, comunidades y pueblos. Hemos de buscar los signos del Reino que nos abren y nos encaminan hacia el futuro”, aseveran.
Las teólogas consideran que la pandemia es “parábola viva del Reino, donde los actos heroicos de quienes arriesgan sus vidas en la prevención o en el cuidado de los contagiados por el virus, así como los pequeños y grandes gestos de solidaridad, nos llaman la atención y nos inquietan”.
Por otra parte, destacan que el “nuevo surgimiento de la ‘iglesia doméstica’, por no poder acudir a los templos, nos saca de nuestros guiones usuales en cuanto a la eucaristía sacramental, lanzándonos a recobrar consciencia de la eucaristía existencial”.
Jesús nos enseña a humanizarnos
“Dios se acerca a la humanidad golpeada por la crisis de la pandemia. ¿Cómo debemos acercarnos nosotras/os a Dios? ¿dónde encontramos a Dios? En tiempos de Jesús los judíos, para acercarse a Dios, debían peregrinar al Templo de Jerusalén. En cambio, Jesús es quién hace que Dios se acerque a la gente: entra en las casas, va el campo, a la montaña, recorre por los caminos, camina a las orillas del lago… ¿Acaso hoy no vemos a tantos hombres y mujeres que como Jesús siguen llevando “esperanza” a los hospitales, a los enfermos, a las casas…? Un Jesús caminando por las calles de nuestras ciudades… Dios de algún modo está presente en cada gesto bondadoso que cada ser humano tiene con su prójimo”, aseveran.
La crisis como oportunidad
La situación generada por COVID19, “asumida como “peligro y oportunidad” nos abre a nuevas búsquedas, relaciones, estilos de vida, interpretaciones, espiritualidades… en sí, a nuevas exigencias y desafíos. Mientras intentamos reconocer a Dios en toda esta realidad que ha afectado a gran parte del mundo, también brotan muchos pensamientos, sentimientos y actitudes esperanzadoras”.
“Mirando el presente y hacia adelante, seguimos interrogándonos ¿hacia dónde se dirigen nuestros pies, nuestra mente y nuestro corazón? Nos damos cuenta que todo nuestro ser está clamando humanización en el modo de vivir, de creer, de amar, de organizar nuestra vida, de relacionarnos, de caminar como pueblo… Este clamor no acaba con el fin de la cuarentena, porque es el grito de los pobres que esperan liberación (cf. Is 61, 1); es el grito que continuará hasta que consigamos un “buen vivir”; hasta que logremos ser una humanidad interconectada, interrelacionada, armonizada con todo el cosmos (cf. LS 138). Esto es posible con la voluntad, responsabilidad y compromiso de todas/os”, concluyen.
Para descargar el documento y leer la reflexión teológica completa: