Desde la comisión teológica e interdisciplinar de la Conferencia de Religios@s de Bolivia comparten una serie de fichas para desarrollar en las comunidades eclesiales y religiosas, como un aporte para favorecer la reflexión en tiempos de pandemia y postpandemia y tomar en serio el cuidado de la Casa Común. Hoy publicamos la primera.
La propuesta nos invita a reflexionar sobre el agua que no rodea y nos recuerda que es necesaria “una sensibilidad atenta a los misterios de la naturaleza, al lenguaje de los símbolos. El principio y el último libro de la Biblia nos hablan de la presencia del agua. Es como si quisiera decirnos que toda la historia de la tierra, desde su comienzo hasta el final está regida por la criatura agua. Su presencia es necesaria para la vida. En la concepción bíblica, todo (la naturaleza, las personas y los acontecimientos) son signos de la presencia de Dios y por eso, en la experiencia del pueblo de Israel, el agua es un don de Dios”.
También nos habla sobre el agua en el pensamiento andino y amazónico, pueblos para los que es “mucho más que un recurso natural. El agua es admirado como un “ser vivo”, una deidad que está presente en los lagos, las lagunas, el mar, los ríos, los nevados, el subsuelo y todas las fuentes de agua que pueden existir”.
Para descargar la ficha: