La hermana Mariana Oñate, Misionera Dominica del Rosario, lleva adelante un proyecto de huerta en la ciudad de Santo Domingo. Allí, un grupo de personas, en el que predominan las mujeres, comparte la vida y el Evangelio mientras prepara la tierra, siembra, aprende sobre agroecología y disfruta cada cosecha. En este marco, pronto habrá un concurso para rescatar la cocina ancestral.
La provincia de Santo Domingo es la cuarta en crecimiento poblacional de Ecuador. La ciudad homónima tiene más de 400.000 habitantes, es una de las más grandes del país y también una de las más contaminadas debido a los gases emitidos por el transporte y la industria. En este lugar, la hna. Mariana comenzó una huerta en marzo, como un modo de brindar un espacio al aire libre para un grupo de mujeres que necesitaban hacer alguna actividad fuera de casa en medio del agobio de la pandemia. Por impulso de un matrimonio allegado (líder y su esposa Marianeli), surgió la iniciativa “Huertas Hermosas y Sabrosas”, para poder comer sano y tener un lugar bonito donde encontrarse.

Con el correr de los meses se fueron sumando personas interesadas en promover la soberanía alimentaria y la agricultura sin químicos, que les fueron enseñando a cultivar, a hacer preparados naturales que mantienen alejadas a las plagas y a compostar para no depender de los fertilizantes. De a poco y con distintos apoyos, consiguieron semillas e insumos para continuar con los cultivos. A largo plazo, esperan que las participantes puedan tener una huerta en sus casas.
De las 30 mujeres que comenzaron el proyecto, continúa firme la mitad, con la integración de dos varones. El grupo se reúne los lunes y se acerca otros días de la semana si hace falta realizar alguna tarea específica. En cada reunión hay lectura bíblica, rezo, cantos y mucho trabajo con la tierra y las plantas, del que se aprende sobre el valor del esfuerzo, la perseverancia ante las dificultades, el trabajo en equipo y el disfrute de la belleza, entre muchos otros aspectos.
Para la hermana Mariana, cuidar el entorno y reciclar son una dimensión de la fe, razón por la cual habla de “Pastoral de Huerta”, dentro de la Pastoral Social, y afirma que la huerta es liberadora y da a la gente “una posibilidad diferente de mirar” el mundo. A partir del trabajo se busca “fortalecer la interioridad, que no sea todo hacer, sino también ser”. Por eso, se incluyen tareas artísticas, como la pintura de murales en el entorno, para lo cual reflexionaron el Génesis: “vio Dios que todo era bueno”.
Rescatar la cocina tradicional
Pepinillo, brócoli, maíz, frejol… ¿cómo cocinaban las mujeres que nos precedieron estos alimentos y otros que podemos cultivar? Para recuperar estos saberes, la Huerta Hermosa y Sabrosa Los Alpes organizó un concurso para las familias en el que las interesadas deben presentar recetas de las antepasadas, abuelas, madres, tías… La actividad se realizará el 25 de septiembre.
Proyecto de restauración
Cerca de la huerta comunitaria hay una quebrada muy contaminada. El grupo se comprometió a limpiarla y ahora está en proceso de reforestarla con especies nativas, en un momento en que en la ciudad hay cada vez menos árboles. Así, el cuidado del entorno se va extendiendo fuera de los límites de la parcela cultivada, en un proceso que cada día involucra a más personas que se acercan espontáneamente para colaborar. “Como es vida, la vida brota”, sintetiza la hna. Mariana.