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Festividad de la Virgen del Rosario

Vicenta Gutiérrez, Misionera Dominica del Rosario, comenta el origen de la fiesta de la Virgen del Rosario y explica la importancia que tiene para su congregación.

«Hablar de la Fiesta de la Virgen del Rosario es remontarse al siglo XVI cuando el papa San Pío estableció la festividad de la Virgen del Rosario el 7 de octubre, aniversario de la batalla de Lepanto, entre cristianos y turcos ,con la victoria de los primeros, atribuida a la Virgen.

El rosario es una oración que aprendimos en nuestras familias y que rezábamos en nuestros pueblos. Es una oración sencilla que une a los creyentes en momentos de dolor y celebración.

Hay varias tradiciones sobre el origen del rezo del rosario. En la Orden Dominicana se cuenta que la Virgen se apareció en 1208, a Nuestro Padre Santo Domingo con un rosario y le enseñó a rezarlo. Siempre la Orden ha mantenido una especial devoción a nuestra Madre y difundido esta oración, donde contemplamos los pasajes de la vida de Jesús y acompañamos con las Avemarías a nuestra Madre, la primera seguidora de Jesús y la inspiradora de ese rezo.

¿Por qué en nuestra Congregación, al nombre de Misioneras Dominicas se añadió del Rosario? A la tradición de la Orden se unió la experiencia mariana de nuestros Fundadores: Madre Ascensión Nicol y Monseñor Ramón Zubieta. Monseñor tenía una devoción filial a la Virgen desde niño, cuya advocación en su pueblo era la Virgen del Yugo, y el rezo del rosario fue su fortaleza y oración cotidiana en su cautiverio y largas travesías por la selva.

La M. Ascensión perdió a su madre muy pequeña y la Virgen fue su refugio y sustituta. Transcribo algunas de sus palabras :

“Somos hijas del Rosario, título glorioso que nos da algún derecho sobre el corazón de la Virgen nuestra Madre; Trabajemos para hacerla amar de todos y supliquémosle nos haga dignas de lo más penoso en el apostolado, para la gloria de Dios y la salvación del prójimo. Pongo bajo la protección amorosa de María, la Congregación entera con todas sus necesidades espirituales y materiales, sobre todo el verdadero espíritu de celo, unión mutua y de sumisión plena a la autoridad de Dios

Es nuestra compañera e intercesora en esta tarea de evangelizar, leyendo los signos de los tiempos y esta realidad concreta que nos toca vivir».

Hna. Vicenta Gutiérrez, Misionera Dominica del Rosario.

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