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Antonietta Potente: “Pensando como mujeres dominicas con hondura sapiencial”

Durante el encuentro formativo organizado por CODALC el 20 de mayo de 2023, destinado a las hermanas jóvenes, hubo un conversatorio a cargo de la doctora en teología moral, hna. Antonietta Potente (Dominica de Sto. Tomás de Aquino), teóloga y escritora. Compartimos un resumen de la ponencia.

La hna. Antonietta desarrolló el tema “Pensando como mujeres dominicas con hondura sapiencial” a partir de una frase de Matilde de Magdeburgo, teóloga alemana del siglo XIII, quien afirmaba: “Al alma, conocimiento sin placer le parece una pena infernal”.

Pensar como mujeres dominicas…

En primer lugar explicó que, en su etimología, la palabra “pensar”no se refiere al pensamiento cartesiano sino al tejer de las mujeres romanas. El “pensum” era la cantidad de lana que se entregaba para hilar a las hilanderas en tiempos del imperio romano. Aunque la filosofía occidental hizo al verbo muy abstracto se refiere a un gesto concreto, ya que hilar y tejer es un gesto que se hace con todo el cuerpo. Este verbo, que se fue haciendo muy afín a lo masculino, es sin embargo un verbo muy femenino. Destacó que a las mujeres muchas veces nos han hecho sentir, o nos han dicho “ustedes no están hechas para pensar, o sí pero para pensar muy poco o pensar en cosas concretas” y que por eso es importante sentir que el verbo es algo nuestro, propio como mujeres, creativo, y que no está separado de la vida.

tejedora“Nosotras pensamos a partir de la experiencia. Pensamos y conocemos con mucho placer, porque como dice Matilde de Magdeburgo, al alma conocimiento sin placer le parece una pena”, afirmó y aclaró que en la tradición dominica pensar es un verbo entrelazado con el estudio y con una búsqueda amorosa del sentido. “¿En qué pensar? ¿Qué tenemos que estudiar? Para mí la respuesta es que se piensa y se estudia la vida, nada más, está en el centro, es nuestro interés más grande, también cuando hacemos estudios teológicos”, aseveró y recordó que la divina presencia tiene como lugar de revelación la realidad. “Lo único de lo que yo tengo que interesarme para ahondar en este misterio, para dejarlo entrar en mi vida, es profundizar la vida. La vida es el lugar del misterio que buscamos pero también es el lugar de nuestras experiencias”.

“Los pensamientos en la vida de las mujeres se tejen, se generan, se cuidan, se crean, se conciben, son verbos que hacen parte hasta de nuestro cuerpo. Todo pensamiento nuestro debería ser pensamiento de la experiencia”, comentó. En las relaciones entre nosotras, con el misterio, con las y los demás, con la naturaleza y con los pueblos con su historia presente está el material del pensum, la cantidad de lana que se nos da para crear el tejido, son los hilos con los que tejemos nuestro pensamiento. De otro modo, el pensamiento se volvería abstracto y nuestras vidas serían muy formales y muy poco verdaderas.

“Creo que cuando las mujeres nos separamos de la experiencia, estudiamos y no hacemos otra cosa y dejamos lo demás, como si lo que pasa alrededor no interesara, nuestro pensamiento es abstracto”, expresó y clarificó que se refiere al término abstraer en el sentido de “separar”. “Podemos ser dominicas porque llevamos el hábito, vivimos en una comunidad, somos parte de una congregación, rezamos como dominicas, predicamos y hacemos todo bien como dominicas pero no es verdad porque es como si nada pasara a tocar mi cuerpo como experiencia”.

…con hondura…

¿Qué es la hondura, qué es lo profundo? ¿Cómo es no caer en una vida superficial? Lo profundo es origen y matriz de todo nacimiento verdadero. “Si vivo en lo superficial seguiré haciendo cosas bellísimas pero no volveré a nacer nunca, cosa muy importante en los evangelios, nacer es parte de nuestra transformación”, indicó y agregó que la hondura es origen de esa posibilidad de transformación.

La hondura no es simplemente lo contrario de lo superficial, sino que es lo invisible dentro de lo superficial, lo que la superficie no puede dejar transparentar. Cada superficie, cada realidad visible, lleva consigo la hondura y cada una, en la búsqueda de lo profundo, tiene la posibilidad de percibir el misterio. “No piensen que esto son cosas aburridas, cuando estamos con la gente, haciendo cosas de la vida cotidiana, todo el mundo tiene hondura, entonces mi forma de estar frente a esta hondura será como estar frente al misterio, con mucho amor y pasión y con mucho asombro”.

telarManifestó también que lo profundo indica un movimiento, una dirección, algo que viene desde adentro o va adentro, aunque no siempre la hondura o lo profundo se refiere a una dirección vertical hacia abajo o hacia el cielo. “Desde lo profundo resuenan palabras verdaderas, creadoras, silenciosas, que tocan el sentir, que piden una escucha muy atenta, un ejercicio paciente y cotidiano”. Para ella hay que aprender a ejercitar la hondura, una actividad que compara con aprender a bucear. Así como los buceadores hacen un montón de ejercicio, para vivir en lo profundo hay que ejercitar la vida.

“La vida dominicana está articulada para enseñarnos a vivir en la hondura. Cuando se vive y se piensa desde la hondura salen palabras que son nuestras, no sólo teóricas ni culturales o formales (lo que dice mi congregación), son palabras transformadoras que nacen de mi transformación. El primer verbo que se puede relacionar con la hondura es andar. A lo más hondo se va, se desciende y desde lo más hondo se sube, pero siempre se anda, sin apresurar pasos”, resaltó. No necesariamente hay un recorrido vertical pero se entra, se camina, se va.

…sapiencial

Antonietta dijo que la sabiduría es un sentir y un gustar sin más, una percepción de la verdad muchas veces escondida, una verdad que no se puede poseer, que no es tuya sino que es divina porque alguien la ofrece. Una verdad que cuando la encontramos nos da gozo y que no se encuentra en los libros sino en la vida. “Somos predicadoras de la verdad y aprendemos de la verdad que la vida nos da, que los demás, que nuestros pueblos, nos ofrecen”.

tejedora“Lo que siento con mi útero y reconozco que ha sido un regalo para mí, todo eso es gracia y esta es la sabiduría”, aseguró y remarcó que la sabiduría es muy exigente, más que cualquier doctrina o ideología, y que no nos enseña doctrinas, ideologías ni nada por el estilo, sino que nos habla de la vida y nos muestra la vida. “El estilo de pensamiento sapiencial es ese, es pensar la vida. En nosotras, la sabiduría sabe cultivar vida, nos enseña a amarla y nos indica como quitar de la historia el mal, el dolor”. “Ser dominicas hoy es ser mujeres que conocen muy bien la vida, que tienen experiencia de la vida, del misterio de la vida”.

“Si me redescubro en este camino entonces me siento muy incómoda cada vez que siento que mi oración, mi estudio, mi escritura y toda mi vida son simplemente algo que me sirve para mí, para complacerme, para distraerme, algo que me gratifique”. Por el contrario, “la predicación nos da la posibilidad de relacionarnos con la vida como hombres y mujeres concretos y nos da la posibilidad de abrirnos a la comunión con nuestro pueblo para formar comunidad con estas personas que encontramos en la predicación, como hizo Domingo, con hombres y mujeres que para la Iglesia eran solo herejes y para él se volvieron compañeros y compañeras de camino”.

La vida de dominicas lleva a ser expertas en humanidad incluso cuando lo humano está oculto por la injusticia socioeconómica y por otras injusticias. “A nosotras nos interesa todo eso, nuestra predicación es para cuidar”, aseveró.

Plantadas en la tierra de la humildad

Antonietta destacó que en el Diálogo de Catalina de Siena hay una discusión muy bella de lo que tiene que ser nuestra vida para ser vida con pensamiento profundo y sapiencial. Catalina dice “lo que da la vida al árbol y a las ramas es la raíz si esta está plantada en la tierra de la humildad, la cual es nodriza de la caridad”.

raíces“Para ser mujeres dominicas con hondura sapiencial hay que estar plantadas en la tierra de la humildad que es nodriza del amor y, añado yo, vivir en amor porque da un inmenso placer. Digo eso porque a veces percibo nuestras vidas muy tristes pero también muy arrogantes, a veces muy creídas, percibo nuestra misión muy poco femenina, muy poco creativa”, expresó y agregó que se siguen repitiendo modelos masculinos mientras que nuestro sentir profundo y sapiencial nos pide nacimientos interiores y profundas transformaciones. Por otra parte, señaló que en la espiritualidad dominicana “me transformo en la misión” y si la misión no me transforma hay algo que no está bien.

Por último, hizo énfasis en que la vida de las mujeres sufre, la vida religiosa femenina en general sufre cuando está rota por dentro, dividida por algo. Una mujer sufre mucho, se enferma, cuando vive de esta forma. “No estamos acostumbradas las mujeres a estudiar y contemplar sin vivir la vida y honrarla, sin estar con otras mujeres, cuidar la justicia, cocinar, estudiar, tejer, sanar heridas, todo tiene que estar entrelazado”. Hay que volver a reanudar lo que está separado, el nudo principal que hay que considerar es el amor y su nodriza es la humildad. Se entienden, así, estas palabras de Matilde de Magdeburgo propuestas al comienzo: “al alma, conocimiento sin placer le parece una pena infernal”.

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