Guatemala
Sobre la vida de Altagracia, sus 7 hijos y la Escuela de las hermanas dominicas
Altagracia es la portera de la escuela que tienen las Hermanas de la Anunciata en la Ciudad de Guatemala, pegadito a un basural. Es un trabajo precioso que hacen todo el equipo que trabaja allí. Los alumnos/as viven en la zona del basural, y de no ser por esta escuela no estarían escolarizados. Es un lugar de Frontera Dominicana, y de alto riesgo por la violencia instalada, fruto de tanta marginación. Pero siempre hay realicientes que nos alientan a seguir esperando, a seguir luchando, Altagracia es una. (Hna. Noemí Sambrano)
El testimonio de Altagracia
Mi nombre es Altagracia Delgado, para servirle a ustedes y a todas las hermanas. Contar algo de mi vida, sinceramente; para mí es muy triste y me da alegría y a la vez tristeza, porque yo trabajé desde los 12 años en "el volcadero"; ahí hay donde recogen papel, aluminio; nylon, hasta comida, zapatos, champú, ropa, todo.
Yo también bajaba y fue muy triste para mí porque soy madre de siete hijos y me ha costado salir adelante; porque yo trabajé 12 años en el basurero. De allí comíamos, nos vestíamos, todo.
Bajaba a las seis de la mañana hasta las siete de la noche, fue una vida tan triste que da tristeza recordar esos momentos. Yo ganaba seis quintales y solo me servía para comprar cuatro quintales de tortilla y una migajita de mantequilla para alimentar a mis siete hijos.
Me causa tristeza porque sufrimos mucho porque el papa de mis hijos tomaba mucho y no nos dejaba nada, nada. "toma para un gasto para los hijos". Tortilla y mantequilla era nuestra única alimentación y a veces no tenía ni para el azúcar.
Una vez le pedí a la obra social, un poco de azúcar para endulzarles el café a mis hijos y me dijeron: Uds. parece ese programa que sale de Doña Lorenza, que sale pidiendo azúcar, y me molestaron mucho. La cosa es que ni me regalaron nada. Es tan triste que duele.
Una vez tuve una experiencia tan triste porque juntamos latitas del basurero y yo pensé que era algo bueno para comer y no era así, eran latas para darle a los perros. Fue la tristeza de nuestra vida porque fuimos a parar al hospital "intensivo", yo seis meses y mis hijos quince días. Yo estaba embarazada de este hijo que viene con migo. Tres meses de embarazo y todo eso nos da una tristeza.
Hoy viendo que ya pasé todo eso, la verdad, juntamos cartón para venderlo. Nailon que lavaba y lo secaba. Recogía en las mañanitas y a la noche me ponía a lavarlo y a la madrugada los vendía. Nos daban veinte quintales que son seis bolsas porque el nailon lavado y seco no pesa nada.
Pase todo eso pero ahora tengo catorce años de estar aquí trabajando en la escuela, gracias a las Hermanas Dominicas que para mí son algo sagrado, hoy tengo un salario, lo que no tenía antes. Hoy tengo mi sueldo.
Van creciendo mis hijos, yo soy la que hace la repartición aquí. Un día comen pan con leche, pan con jamón. Otro día su bananita; pan con frijol y el día miércoles se les da su "chusquito". El día jueves se les da dos panes con manteca y el viernes pan con jamón, leche y "capabilla".
Dios me da la oportunidad con ellos (los/as alumnos/as) que me quieren mucho ¿no? Me siento muy feliz y mis hijos también. Gracias a Dios hoy el grande se recibió de maestro y ha salido con buenas notas, y mi otro hijo esta en segundo básico a la noche y el otro en primero.
Tengo ya dos nietos también y mi otro hijo se recibe el 1º de diciembre de tornero industrial, y mi hija si Dios me lo permite se recibe de maestra. El otro esta en 3º básico y el otro esta aquí en la escuela, pasa a 5º y la verdad que mis siete hijos han estado aquí en la escuela y me siento orgullosa, tengo alegría, no tengo riqueza pero sí la comida y mucho gozo en mi corazón. Gracias a Dios estoy feliz, gracias a las hermanas y a las ayudas que recibimos de algunas fundaciones para la escuela, no tengo riqueza pero estamos aquí parados. Estoy feliz.