HONDURAS: LA RUTA MIGRATORIA – RUTA DE LA MUERTE El asesinato de 72 emigrantes latinoamericanos en el municipio de San Fernando, Tamaulipas, México, (22 de agosto) nos ha dejado a todos desconcertados, golpeados, heridos. Y los gritos del mundo latinoamericano están escuchados con alta voz en Honduras. Entre cifras inciertas del número de personas masacradas o sobrevividas, entre mucha discusión sobre quienes son responsables, entre informes muy especulativos e interrogantes de parte de las autoridades Mexicanas, es claro que el “sueño Americano” de 21 hondureños llegó a ser una “pesadilla Mexicana” para los que viajaban hacia el Norte.(Hna. Doris Regan OP)
La Ruta Migratorio – Ruta de Muerte
El asesinato de 72 emigrantes latinoamericanos en el municipio de San Fernando, Tamaulipas, México, (22 de agosto) nos ha dejado a todos desconcertados, golpeados, heridos. Y los gritos del mundo latinoamericano están escuchados con alta voz en Honduras. Entre cifras inciertas del número de personas masacradas o sobrevividas, entre mucha discusión sobre quienes son responsables, entre informes muy especulativos e interrogantes de parte de las autoridades Mexicanas, es claro que el “sueño Americano” de 21 hondureños llegó a ser una “pesadilla Mexicana” para los que viajaban hacia el Norte.
Durante la Semana de Migrantes recién celebrada por la Iglesia Católica Hondureña, 16 cadáveres fueron repatriados a Honduras con 5 más todavía no identificados. Los 72 emigrantes vinieron de Honduras, El Salvador, Ecuador, Brasil y Guatemala.
Unos de ellos jamás serán identificados. Pero, el asesinato masivo de 72 latinoamericanos, sin importar si son nuestros o son de otros países, es una tragedia anunciada. Los emigrantes, mientras que van en camino en cualquier parte del mundo pertenecen al sector de la población más despreciado y maltratado.
Son ellos mismos que mandan las remesas a sus propios países (que generalmente son los ingresos más grandes del país.) Son ellos que envían el dinero al propio país que les expulsó de su territorio a basar de negarles trabajo, salarios decentes o simplemente no brindarles seguridad ante la delincuencia. Son los hijos olvidados por no tener papeles y por ser pobres.
Un sacerdote comentó en uno de los entierros que “Los hondureños masacrados en México son soldados caídos en la guerra contra el hambre, la pobreza y la indiferencia no de un gobierno sino de todo un país.”
Próximamente, México va a recibir a los delegados internacionales que asistirán al Cuarto Foro Mundial sobre Migración y Desarrollo, al auspicio del ONU. Con razón los representantes diplomáticos y los funcionarios consulares de los países de donde procedían los emigrantes asesinados pueden exigir al gobierno de México no sólo una investigación a fondo de la masacre de San Fernando, sino un cambio también en la forma en que se trata a los indocumentados, como se maneja la corrupción y el crimen organizado.
A la vez, todos los países de procedencia y de destino también necesitan una revisión y reevaluación de sus propias políticas migratorias e económicas y de la responsabilidad que todos comparten en cuanto a sus hermanos e hermanas pobres. Por el mientras, el pueblo de Honduras sigue enterrando a sus muertos.
DORIS REGAN O.P.
HERMANA DOMINICA DE LA PAZ
SAN PEDRO SULA, HONDURAS.