Bruno Cadoré Maestro de los dominicos. «On els frares facen niu, hivern i estiu», dice el refrán. En un alto con buenas vistas del Vedat de Torrent reposa el convento de los dominicos, la orden a la que perteneció Sant Vicent Ferrer. Ayer visitó esta comunidad monástica el maestro de la Orden de Predicadores, el fray Bruno Cadoré, superior de los seis mil dominicos del mundo.
Usted era un joven pediatra y un día su vida cambió al pisar la iglesia de un convento dominico. ¿Qué vio allí?
Para ser preciso, estaba estudiando para pediatra y aún no había terminado la carrera. Tenía 23 años y me preguntaba acerca del sentido de todo: de la vida, de la muerte de los niños, de la pena de los padres. ¿Cuál era el sentido de todo? Esa pregunta me rondaba. Un día me encontré en la iglesia del convento dominico de Estrasburgo. Vi a una comunidad de hermanos celebrando la Palabra de Dios, hablando de ella y con una fraternidad alegre. Me pareció que allí había algo de esa búsqueda de la verdad.
Es el maestro de los predicadores. ¿Qué poder tiene la palabra más allá de la religión?
La palabra tiene el poder de la promesa, de la presencia, de la autenticidad. Al mismo tiempo, la palabra también puede ser traicionada y puede ser un medio para mentir.
Ahí están los políticos…
Políticos y mucha otra gente…
¿También los religiosos?
Creo que los seres humanos tienen la tentación de la mentira, de manipular a los demás con la palabra. Pero la palabra es el lugar donde el ser humano puede llegar a ser verdadero. A la orden de predicadores el primer papa nos encomendó ser una orden consagrada totalmente a evangelizar la palabra de Dios. Dios confía en la capacidad del hombre para hablar al prójimo.
Precisamente Sant Vicent Ferrer tuvo una gran oratoria y supo ganarse alas masas con un discurso apocalíptico propio de su época y una gran capacidad de conexión con el pueblo. ¿Qué valora de su figura?
Exactamente eso que dices es un predicador: alguien que desea hablar a sus contemporáneos de Dios y, al mismo tiempo, dejar a Dios hablarles a través de él. Es lo que hacía Sant Vicent Ferrer: la gente lo escuchaba porque su palabra tenía sentido y a través de ella permitía escuchar la Palabra de Dios. Eso es difícil de entender hoy, porque muchas veces, cuando se habla a la gente parece que lo que se pretende es convencer de las ideas que uno tiene.
Gran parte de la comunicación actual circula por las redes sociales. ¿Cómo hubiera aprovechado Twitter Sant Vicent Ferrer en esta época? Porque él sabía donde estaban las masas…
[Sonríe y se queda meditabundo unos segundos]
Estoy reflexionando porque una cosa que me choca es que las redes sociales son, de entrada, un lugar donde uno expresa sus propias emociones y su propia historia. La gente pasa mucho tiempo en Facebook o Twiter contando cosas sobre ella misma. Antes de pensar y mirar realmente dónde están, se hacen la foto y la cuelgan en su muro. Se afanan en contarla relación en vez de vivirla. En cambio, hay que tomarse tiempo para escuchar a los demás. Antes que hablar de uno hay que escuchar. Y Sant Vicent Ferrer lo hubiera hecho así. Él vivió y predicó en un contexto impregnado de cristiandad. Hoy,en cambio, se daría cuenta de que el contexto no es el mismo y, por tanto, sabría que en primer lugar hay que escuchar para saber qué piensa la gente y cómo llegar a ellos. Se preguntaría cómo utilizar Twitter para hacer comprender a la gente que hay alguien que quiere hablarles y que quiere decirles algo que no se reduce a lo que ellos cuentan de sí mismos.
¿La vida de un fraile no es del siglo XXI? ¿El siglo XXI está alejado de la vida?
¿O son ambas cosas?
No. La vida de los hombres es siempre vida humana. No se puede decir que la vida de hoy está alejada de una vida idílica en el plano teórico. La vida que tenemos hoy es normal y en ella hay que entender la vida de Dios.
¿Y los frailes?
Los frailes quieren dedicar su vida a ayudar a la gente a entender que Dios quiere conversar con ellos. Y esta tarea es tan grande que toman la decisión de entregar toda su vida a ese fin.
Tenemos un papa jesuita, con un nombre franciscano…
..y un hábito dominico.
Exacto. ¿Están las órdenes de moda dentro de la Iglesia?
Jueves, 10 de Abril de 2014 Levante “El mercantil valenciano” Comunitat Valenciana Han estado de moda, están de moda y estarán de moda.
¡Es optimista!
Sí. Más que ser jesuita, lo más importante es que tenemos un Santo Padre que quiere decir a la gente que Dios está con ellos. Principalmente a los pobres, que podrían pensar que no tienen su lugar en el mundo.
Y de este mundo, ¿qué problemas le preocupan más: el capitalismo salvaje, el daño al planeta, la pobreza estructural?
Los olvidados. La corriente dominante del sistema capitalista pone en el lugar más importante una carrera que abra caminos a ganar dinero o a tener éxito profesional. Pero hay una corriente olvidada: los niños que no pueden ir a la escuela, las personas que no pueden comer, las mujeres cuya voz no es escuchada para construir un mundo donde cada uno tenga su lugar, su voz, su dignidad. Mi misión es ayudar a las personas a entender que no se puede construir un mundo olvidando a la mayoría.
¡Con este discurso cualquier día lo encarcelan!
¿Por qué?
Porque apunta contra las bases mismas del sistema.
Pues si el sistema construye injusticia, y no sólo en los países del Sur sino también en los nuestros, debe decirse que no funciona.
Estudió Medicina, vio la miseria de Haití y ha integrado el Consejo Nacional del Sida en Francia. ¿Qué opina sobre el uso del preservativo?
Frente al riesgo de epidemia del sida, cuando una persona piensa que hay un riesgo de transmitir esta enfermedad debe evitar transmitirla. Si el único medio de no transmitir la enfermedad es un método anticonceptivo, pienso que cada uno debe ser responsable.
Los dominicos y dominicas siempre han tenido buenas escuelas. ¿Por qué esa inquietud?
Porque la inteligencia humana es un camino para construir un mundo más humano y transmitirlo a los demás.
¿Qué debe hacer un dominico?
Amar este mundo, el mundo de hoy.
Fuente: op.org