Córdoba (AICA): “Te he llamado por tu nombre”, es el lema con el que las Monjas Catalinas de Córdoba convocaron a jóvenes mujeres a reunirse en el Monasterio Santa Catalina de Siena, el más antiguo de la Argentina, para mostrarles y proponerles el ideal de la vida contemplativa dominicana, como una opción para sus vidas.
El encuentro vocacional, que tendrá lugar el sábado 10 de mayo de las 9 a las 18 en el monasterio de Obispo Trejo 444 (detrás de la catedral), consistirá en una serie de amenas charlas dadas por las mismas monjas con el objetivo de mostrar a las jóvenes que la vida contemplativa dominicana es luminosa y alegre, como luminosa y alegre es la contemplación de Dios y la vocación a la santidad.
“Te he llamado por tu nombre”, es el lema con el que las Monjas Catalinas de Córdoba convocaron a las jóvenes a reunirse en el Monasterio Santa Catalina de Siena, el más antiguo de la Argentina, para enseñarles y proponerles el ideal de la vida contemplativa dominicana, como una opción para sus vidas.
El encuentro vocacional para jóvenes mujeres, que tendrá lugar el próximo sábado 10 de mayo desde las 9 hasta las 18 en el monasterio de Obispo Trejo 444 (detrás de la catedral), consistirá en una serie de amenas charlas dadas por las mismas monjas con el objetivo de mostrar a las jóvenes que la vida contemplativa dominicana es luminosa y alegre, como luminosa y alegre es la contemplación de Dios y la vocación a la santidad.
El encuentro se llevará a cabo en el marco de la Semana de Oración por las Vocaciones en la Arquidiócesis de Córdoba, por lo cual uno de los temas que se tratará será el mensaje del papa Francisco con motivo de la Jornada Mundial de Oración por las vocaciones.
Las monjas dominicas contemplativas
“La vida contemplativa dominicana -señaló a AICA la madre superiora del monasterio- surgió por iniciativa de Santo Domingo de Guzmán, fruto de su corazón orante. Así, como raíz del árbol de la Familia Dominicana, y de donde todo el tronco sacia su sed, en el año 1206 reunió en el Monasterio de Santa María de Prulla a un grupo de mujeres conversas, cuyo deseo era ser “una con Cristo”, dedicándose enteramente a la oración y la penitencia. De esta manera Domingo asienta su Orden sobre el pilar de la contemplación.
“La vida de las monjas dominicas -explicó-, lejos de ser una realidad aislada dentro de la Orden de Predicadores, es ante todo una complementariedad maduramente sopesada, tanto del ser como del hacer. Porque la monja, hablando con Dios en el silencio, orando ininterrumpidamente, pensando en Él e invocándolo, y los frailes, las hermanas y los seglares, evangelizando y llevando por todo el mundo el nombre de nuestro Señor Jesucristo, son dos aspectos de la vida dominicana que se fecundan mutuamente por la caridad y la estrecha relación entre sus miembros.
“La monja dominica es una mujer que en el amor hizo a Dios su centro, asumiendo como propios los sufrimientos y alegrías del hombre de hoy, perpetuando en la historia el constante clamor de Domingo: ¡Dios mío, qué será de los pecadores!, ¡qué será de tantos hombres y mujeres ahogados en el sin sentido, en la desesperación, en el odio, en el vicio! ¡tantas personas humilladas física y psicológicamente! ¡tantos hombres sin hogar, sin pan, sin cariño!
“La existencia de la monja es una luz en el camino de los hombres, un recuerdo perenne de la existencia de Dios y la alegría del Reino, ¡un testimonio viviente del Resucitado!”
Las interesadas pueden contactarse con las monjas llamando al (0351) 421-6503 o escribiendo al correo electrónico: rosario.veritas@gmail.com .+