Codalc

Perú: predicación sobre Santo Tomás de Aquino

SANTOTOMASCompartimos la predicación de la hermana Dominica de la Paz Susan M. Leslie, OP, Animadora de la Zona Bolivariana de CODALC; con ocasión de la Fiesta de Santo Tomás de Aquino, 28 de enero de 2015

Sabiduría 7:7-10, 15-16 Juan 17:11b-19

Fiesta de Santo Tomás de Aquino
Miércoles, 28 de enero de 2015
Reflexión con la Familia Dominicana de Chimbote, Perú
por: Hermana Susan M. Leslie, OP

Familia OP

Miembros de la Familia Dominicana en Chimbote (Perú) después de la celebración de Sto. Tomás de Aquino.

 

Jesús dijo a su Padre, “Yo los he enviado al mundo, como tú me enviaste a mí.”

En mi familia somos 4 hermanos y 2 hermanas.
· En nuestra niñez frecuentemente mi mamá nos pidió ayuda: “¿Quién va a la tienda para comprar la leche y el pan?”

· La respuesta, casi siempre: ¡SILENCIO!!!

· Después de unos minutos, con ella mirándonos intensamente, normalmente alguien, por fin, respondió y se fue.

· Sin embargo, cuando fui yo, lamentablemente, nunca fui por un deseo de servir— por el contrario, fui por un sentido de vergüenza…

“Yo los he enviado al mundo, como tú me enviaste a mí.”

Santo Tomás de Aquino era el menor de 9 hermanos y hermanas.
· De acuerdo con la tradición de aquel tiempo, fue enviado a estudiar a un monasterio desde 5 años de edad. ¡Imagínense! Estudió en otros lugares también.

· Más tarde Tomás entró en la Orden de Predicadores y Predicadoras; es decir, decidió ser un fraile dominico.

…………………………..

· Siempre un envío está precedida por una invitación.

o Tomás experimentó la invitación de Dios de ser su servidor en una manera muy particular, y de ser enviado al mundo como un miembro de la Orden.

o Pero, lo hizo en secreto.

o ¿Por qué? — porque su familia no estaba de acuerdo.

o De hecho, ellos lo secuestraron y lo dejaron como cautivo por un año.

· Después de su liberación, regresó a la orden.

· Para él, la invitación y el envío de Dios eran tan importante en su vida que lo hizo, lo siguió, aunque su familia no estaba de acuerdo.

“Yo los he enviado al mundo, como tú me enviaste a mí.”

La historia sobre mi familia viene de mi niñez, pero ahora, soy adulta.
· Y, ahora, la mayoría de ustedes no son niños y niñas, sino jóvenes, adultos y adultas.

· El mensaje del evangelio de hoy no habla solamente sobre los apóstoles, sino sobre nosotros y nosotras también—somos enviados, somos enviadas al mundo.

· ¿Qué llamada, qué envío te está regalando tu Dios en esta lectura del evangelio la noche de hoy?

El Maestro de la Orden, fray Bruno Cadorè, escribió una carta en 2014 dirigida a los laicos y las laicas de la Orden sobre su papel en el anuncio del evangelio. Entre otras cosas él escribió:
· “los laicos [las laicas] en la Iglesia no son, ante todo, destinatarios de la predicación, de la evangelización y de la pastoral, sino que son personas llamadas a ser los actores de las mismas.”

El Papa Francisco nos advierte, nos desafía que no debemos ser una iglesia solamente de la sacristía, del templo— sino una iglesia que sale a los lugares y a las personas que nos necesitan más.
· Francisco no habla solamente sobre los sacramentos y la biblia.

· Habla sobre las necesidades humanas que muchas personas ni tienen lo más básico para vivir con dignidad.

· Habla sobre honestidad, compasión, misericordia.

En su oración en el evangelio de Juan, Jesús dice: “Padre santo…para que sean uno, como tú y yo somos uno.”

Si creemos en esta unidad, en este “ser uno”, solamente tenemos que mirar alrededor de nosotros y nosotras para ver a nuestros hermanos y hermanas que están sufriendo por la pobreza, por la corrupción, por la violencia, por la discriminación, y en otros países, por el terrorismo y la guerra.
· No es difícil encontrar a la gente y las situaciones que necesitan nuestra presencia, nuestra atención, nuestra voz.

Tomás de Aquino siguió su llamada y su envío aunque su familia no estaba de acuerdo. Para él, el mensaje del Evangelio tenía mucho más peso que las opiniones de las personas que no estaban de acuerdo con él.

Él reconoció que la llamada y el envío de Dios no es una opción “extra” por una persona de fe. Escuchar y responder es el camino a la vida en su plenitud.

La lectura del libro de Sabiduría nos dice, “todo el oro ante ella [la sabiduría] es un poco de arena.”

Usando estas palabras, con un poquito de libertad, “todos los pretextos que usamos para evitar nuestra responsabilidad en ir al mundo, son como un poco de arena, frente la llamada y el envío de Dios.”

En este momento, hoy día, Jesús dice a nuestro Dios: “Yo los y las he enviado al mundo, como tú me enviaste a mí.”

¡Que nuestra respuesta no sea el SILENCIO de niñez, sino un “si” muy entusiasta!

¡Que nuestro compromiso no venga de vergüenza, sino del amor!

Jesús nos dice: “Yo los y las he enviado al mundo, como tú me enviaste a mí.”

Yo nos digo a nosotros y a nosotras: ¡VÁMONOS!

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