La noticia del reconocimiento por parte de la Santa Sede del martirio del obispo salvadoreño monseñor óscar Romero generó múltiples adhesiones y alegría en todo el continente americano.
Una mirada honda sobre su tiempo histórico, sus opciones, la incomprensión de algunos y la tensión de solidaridad que generó su paso entre su pueblo son algunas de las aristas que aborda la Iglesia hondureña en la nota realizada por el Semanario Fides que compartimos completa a continuación.
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Gozo en la Iglesia hondureña ante anuncio de la beatificación de Monseñor Romero
Los obispos hondureños acogieron con alegría la pronta beatificación de Monseñor Óscar Arnulfo Romero, obispo mártir de El Salvador asesinado el 14 de marzo de 1980 mientras oficiaba una misa.
El criterio generalizado de la mayoría de los miembros de la Conferencia Episcopal que fueron entrevistados, exclusivamente por el Semanario Fides, es que ya tenemos un santo y un ejemplo a seguir. He aquí sus opiniones:
Monseñor José Bonello
Obispo de la Diócesis de Juticalpa
“Monseñor Romero es un santo que ya días lo consideramos así, porque está en el corazón y en la mente de su pueblo, pero siempre la Iglesia tiene la última palabra y lo pone como modelo para nosotros los cristianos, para los sacerdotes, para los obispos es el hombre que dio su vida para su pueblo y merece sea también para todos nosotros inspiración, ya que nosotros de una forma u otra dedicamos y entregamos nuestra vida.”
Monseñor Ángel Garachana
Obispo de la Diócesis de San Pedro Sula
“Siempre he sido partidario que no se retrase mucho la beatificación o canonización de aquellos que han llevado una vida ejemplar para los demás en la Iglesia, entonces la beatificación de Monseñor Romero creo que es importante, por una parte hay gente que lo conoció y que vivieron su impacto con todo lo que significó de anuncio, de un evangelio de justicia y por otra parte todas las generaciones jóvenes ya no lo conocieron, pues es un momento en que se puede dar bien el empalme.
Quienes los conocieron puedan hablar a los jóvenes, a las nuevas generaciones de lo que significó, para la Iglesia, son valores que hemos de vivir siempre y todos y yo diría que las nuevas generaciones necesitan una motivación para superar cierta indiferencia y ser una juventud que se compromete más en la transformación de una sociedad más justa, más solidaria, no por camino de violencia.
Monseñor Romero era un hombre de fe, un hombre de Dios, en él no se puede separar su fe en Dios, su entrega y seguimiento fiel a Jesucristo. Era un pastor que nos enseña a estar con la gente, estar con los pobres, los humildes, los sencillos, los que sufren en fin, con el pueblo de Dios, con todos. Creo que es lo que el Papa Francisco está pidiendo también a la Iglesia.”
Monseñor Héctor David García
Obispo de la Diócesis de Yoro
“Es una buena noticia para la Iglesia Latinoamericana y Centroamericana de manera especial, porque se ha reconocido ese don que Dios le dio a Monseñor Óscar Romero, en el tiempo que Dios le permitió ser pastor de esta Iglesia, caminó con su pueblo, y aquí podemos dejar de lado otras concepciones, de algunas corrientes ideológicas que buscaron oscurecer en algún momento su vida, pero gracias a Dios el Espíritu Santo puede ir al fondo de los hechos y poder reconocer realmente en la persona que fue Mártir, un hombre que entregó la vida a Cristo por su Iglesia. Ya tenemos otro Santo y un modelo a seguir, un gran ejemplo.”
Monseñor Roberto Camilleri
Obispo de la Diócesis de Comayagua
“Aunque no se sabe si tiene milagros pero a lo mejor existen muchos y los del Salvador lo saben. Al comienzo era obvio que algunas personas no querían su beatificación, pero ahorita las cosas se han pacificado bastante, y se ve claro que la Iglesia tomó la decisión correcta. Es una alegría para todos es primer Santo nativo de estas tierras que será declarado Beato primero y después Santo.”
Monseñor Rómulo Emiliani
Obispo Auxiliar de la Diócesis de San Pedro Sula
“Estamos muy contentos, un santo y además mártir, un hombre bueno. Yo lo conocí en aquel tiempo yo trabajaba de rector y formador del Seminario Claretiano. Siempre vi en él un hombre sencillo honesto, un hombre de oración y un gran profeta, cuando predicaba en la Catedral quedábamos extasiados al escuchar sus homilías.
Un hombre de Dios, un mártir. ¡Gloria a Dios que el Papa Francisco se decidió a beatificarlo!, va a ser algo maravilloso ese acontecimiento, el pueblo salvadoreño se merecía esta bendición. Él siempre estuvo al lado de los más necesitados, nunca generó violencia, al contrario: fue un pacificador.”
Monseñor Miguel Lenihan
Obispo de la Diócesis de La Ceiba
“Sin duda Monseñor Romero fue un gran pastor, un gran profeta, un formidable predicador, la humildad prevalecía en este hombre de Dios, mucha gente lo veía rezando el rosario en silencio, caminando por los hospitales visitando los enfermos de cáncer.
Me identifico mucho con Monseñor Romero porque El Salvador fue mi primer amor, estuve ahí por quince años. Él denunciaba todo sin ningún temor, así como predicaba el Evangelio, llamaba a la conversión, fue un hombre que nunca generó odio. Hoy vemos los frutos de su vida santa, el Señor está permitiendo que se eleve a los altares como beato, como mártir y ojala que un día también como santo.”
Monseñor Guido Charbonneau
Obispo de la Diócesis de Choluteca
“Estoy muy contento, muy feliz, porque Monseñor Romero es un modelo de Obispo con olor a pueblo, olor a oveja y ha dado su vida por Cristo y por su pueblo. Va a dar un impulso a la Iglesia para que defienda cada vez más a los pobres, que luche por la justicia y que promueva la paz. Todos somos seguidores de Cristo y así como Monseñor Romero ha sido un modelo, ha sido mártir, ha dado su vida, nosotros también podemos dar nuestra vida de esta o de otra manera, pero siempre por el bien del pueblo, de los más necesitados que son los preferidos de Cristo.”
Monseñor Darwin Andino
Obispo de la Diócesis de Santa Rosa de Copán
“Eso nos alegra, no sólo para la Iglesia que peregrina en El Salvador, sino también a toda la Iglesia que peregrina en toda Latinoamérica, sobre todo en esta región de Centroamérica. Nos alegra porque eso va a dar un impulso a la Iglesia tan sufrida en nuestros pueblos y nos alegramos con el pueblo de El Salvador. Creo que él ha sido un buen pastor, que dio la vida por su pueblo.
Estuve en el Salvador después de su muerte, yo entré al seminario el año siguiente de su muerte. Recuerdo que una señora me dijo ‘oye, ¿todavía tienes intenciones de entrar al Seminario?’, ‘sí’ le digo yo, ‘ah… mira que los matan’ me dijo, refiriéndose a los sacerdotes, ‘pero yo voy a entrar’ le dije. Siempre he seguido prudentemente la figura de Monseñor Romero y sus escritos. Otro detalle es lo del Papa San Juan Pablo II cuando vino la primera vez a El Salvador, en el año 83, me quedó grabado eso cuando él dijo ‘Monseñor Romero es una bandera de la Iglesia’, ante tantos que querían robarse esa bandera, es un pastor de la Iglesia Católica.”
VIRGINIA BONARD
Agradecemos la valiosa colaboración de María Elena Fajardo, coordinadora del equipo de Prensa de la Conferencia Episcopal de Honduras.