Hermanos y hermanas, esta figura de San Juan Bautista refleja la celebración del aniversario de la Provincia, es preciosa. El precursor, modelo de todos los predicadores. Juan Bautista reconoció a su salvador en la visitación de María a Isabel.
Alegrándose por el cumplimiento de la promesa. Juan acogió a su salvador, Jesús llevo toda la historia de la humanidad y sus pecados. Estamos llamados a seguir al único y verdadero maestro.
Es una figura y ejemplo precioso. La figura de Juan Bautista es el modelo de nuestro Padre Domingo , reconocer la venida de Dios, alegrarse y celebrar el cumplimiento de la salvación.
Evangelizar, es decir o invitar a cada uno a vivir las alegrías del encuentro personal con Jesús Nuestro Salvador. Es reconocer, evangelizar, contemplar la estrella dela tarde, estrella de la mañana para anunciar el misterio de la gracia.
Probablemente ustedes han notado algo extraño en el evangelio de hoy.
Después de su encuentro con el ángel Zacarías queda mudo y sordo puesto que ha tenido que escribir su respuesta: “Juan es su nombre”.
Para anunciar el evangelio Dios hace gracia. Hay que escuchar las palabras de salvación. Fue difícil par Zacarías entender las palabras del ángel. Difícil aceptar que Dios cambie toda su vida con su mujer Isabel. Difícil convertirse al misterio de la gracia.
Estar atentos a anuncio de la gracia. Aceptar que esta gracia pueda cambiar toda la vida.
Para mí, hermanos y hermanas, no solo Juan el Bautista, sino también Zacarías deben ser ejemplo para los predicadores.
Somos enviados para predicar el evangelio. Tenemos que salir por los caminos por donde están buscando la verdad. Hay que acercarlos, como Jesús, para compartir la buena noticia de la gracia.
Hoy ante todo, tenemos que entender una clave de la evangelización. Para los predicadores la palabra de la gracia, el anuncio de la venida de Jesús es la fuente de la vida; antes de predicar teneos que recibir la palabra, como una nueva evangelización para convertirnos. La gracia de predicar desde el misterio del perdón, de la misericordia. Esta conversión la vivimos en comunidad, en familia dominicana.
Algunas veces tenemos la tentación de creer que lo más importante es lo que hacemos, lo que predicamos, pero Domingo nos llamó a vivir o al menos a tratar de vivir el Misterio que predicamos: la esperanza de comunión. A vivirla en comunidad y en familia.
No es muy fácil decir a los demás la salvación, la gracia, establecer la comunión donde están todas las tentaciones de división.
Acá, decir a los hermanos y hermanas que hay que vivir la palabra de comunión en sus comunidades en su familia de Santo Domingo
Escuchamos al profeta Isaías. Dios escogió al profeta en la sombra de su madre, le dijo “tu eres mi servidor”, y le dijo también, “es poco que seas siervo, te hago luz de las naciones”.
Hermanos y hermanas, mi peregrinación en la orden me lleva a una convicción fuerte. El asunto principal de la evangelización es el anuncio de la promesa de comunión. Decir al mundo que Dios quiere la comunión de todos a pesar de todas las dificultasdes.
Hermanos en la provincia y el vicariato, ustedes han elegido algunos objetivos que señalan e reto de la evangelización. La presencia de esperanza en los lugares olvidados. Los frailes en varias partes del país, podrían parecer diversos, opuestos. Desde el punto de vista del evangelio con otras culturas, otras religiones, trabajar para que los más olvidados puedan ser los primeros. Trabajar para que la tierra madre sea hospitalaria para todos. Todos hasta el confín de la tierra.
Pero para hacer esto para que la palabra de Dios sea profética en este mundo, ustedes son mensajeros de comunión en las comunidades, en las familias. Nuestras comunidades, nuestras familias son parábolas de comunión, luz para las naciones, para ayudarles a reconocer. Luz de la iglesia – Santo Domingo- para llamar y acoger. Una luz para tomar el camino de santidad. Una luz para invitar el camino hacia Jesús, el primer predicador.
(Extracto de la homilía de Fray Bruno Cadoré, Maestro General de la Orden de Predicadores, en la eucaristía de acción de gracias por los 475 años de la Provincia de San Juan Bautista del Perú. Basílica del Santísimo Rosario, 17 de junio de 2015)