(Por: fray Héctor Herrera OP) Dios sale a nuestro encuentro para darnos vida y esperanza: “Suscitaré un retoño de David que hará justicia y derecho en la tierra.
Su nombre “El Señor es nuestra Justicia” (Jr. 33,14-16). Estén despiertos y oren constantemente. Se acerca el día de la liberación, nos habla el evangelista Lc. 21,25-28.34-36.
Lucas nos habla acerca de la segunda venida del Señor. Usa el lenguaje apocalíptico que no es de terror, sino de una revelación (cf. Dn 7,13 ss). Sirve para hacer una diferenciación entre la primera venida: la encarnación, y la segunda venida con poder y gloria como Amo y Señor del tiempo, de la historia y del mundo.
A los discípulos nos toca estar muy atentos a los signos de los tiempos para vivir de una manera creativa y diferente. Es un tiempo de esperanza que nos llama a “prestar atención”. Salir del estado de la embriaguez del poder e indiferencia, preocupaciones de una vida egoísta (v. 34), pasar a convertirnos, saber discernir en nuestra propia vida personal, para influir en la conversión comunitaria. “Estén despiertos y oren constantemente” (v.36).
Vigilancia sobre el cuidado de la Casa Común, como una responsabilidad de todos para saber interpretar lo que se diga en la Conferencia del Cambio Climático que comienza mañana en París, Francia, analizar el funcionamiento de la sociedad, la económica, la relación con los seres vivientes y la humanidad. “Hoy el análisis de los contextos humanos, familiares, laborales, urbanos y de la relación de cada persona consigo misma, que genera un determinado modo de relacionarse con los demás y con el ambiente. Hay una interacción entre los ecosistemas y entre los diversos mundos de referencia social y así se muestra una vez más que “el todo es superior a la parte” (L.S. 141, cita de E.G.)
Oración incesante porque la crisis ecológica requiere de una conversión interior y exterior. Decisiones serias y reales para ser protectores de la obra de Dios. Oración para nuestro pastor Francisco para que siga conduciendo a la Iglesia hacia los caminos de Jesús, cercano, metido en la historia cotidiana, para que los discípulos no tengamos miedo a los cambios ni a recuperar nuestra función profética.
En este primer domingo de Adviento, Jesús nos dice: “enderécense y levanten la cabeza, porque ha llegado el día de su liberación” (Lc. 21,28). El camino del discípulo se hace en medio de las luchas y dificultades, pero la vida triunfa, cuando tenemos los oídos, los ojos, la mente y el corazón abiertos a Dios, para escuchar su Palabra, crecer y madurar en el amor mutuo.
El Adviento nos invita a abrir nuestro corazón a Dios para oponernos a los ídolos de este mundo: poder, dinero, corrupción, muerte, violencia, terror sicológico, exclusión. Vigilancia significa cambio de vida. Despiertos para saber discernir y valorar lo positivo que Dios nos da.
Prepararnos a la venida de Jesús con fe haciendo todo lo que esté en nuestras manos para crear las condiciones efectivas de fraternidad, justicia y la paz. Porque Jesús, el Mesías, anunciado por los profetas ha venido para colmar nuestras ansias de justicia y de paz. Que cada adviento sea un tiempo para acercarnos más a Jesús.
DOMINGO I DE ADVIENTO C. 29.11.2015. LC. 21,25-28.34-36