Introducción.- El pueblo colombiano se ha alegrado enormemente ante el anuncio de la visita del papa Francisco a Colombia. Se podría preguntar ¿qué significa la visita del Papa para los religiosos y religiosas de Colombia? Su visita es un don, «es un momento de gracia y alegría».
La vida religiosa colombiana siente la presencia de un «Padre que consuela e ilumina», de su Pastor que «exhorta a ser artesanos de la paz que Jesús nos regala», es la presencia de un hermano, porque el papa Francisco en su ministerio jerárquico ha asumido la radicalidad del seguimiento de Jesús a través del llamado particular que caracteriza la vida religiosa, los votos de pobreza, castidad y obediencia, por tanto, su visita es un testimonio vivo y profético del modo como es posible vivir hoy la radicalidad del seguimiento de Jesús propia de sus orígenes, de lo más genuino que el Espíritu suscitó en cada carisma en el corazón de la Iglesia.
1. Fundamento bíblico
La vida religiosa durante el trienio 2016-2019 según la invitación de la CLAR (Confederación Latinoamericana de Religiosos) y la CRC (Conferencia de religiosos de Colombia) ha sido motivada a contemplar el icono de la visitación ( Lc 1, 39-56) a través del lema: «salgamos a prisa al encuentro de la vida». La actitud de María de salir con prontitud al encuentro de Isabel, su prima, ha orientado diversas reflexiones que han colocado a la vida religiosa en una profunda escucha de las necesidades y los clamores de la humanidad. Escuchando la invitación del papa Francisco, se ha colocado en actitud de vigilancia y servicio junto a las minorías, los excluidos, las «periferias existenciales de la humanidad», se ha comprometido en ayudar a construir una «iglesia en salida».
Iluminada la vida religiosa colombiana por este trasfondo inspirador acoge a la vez la invitación de la Conferencia Episcopal de Colombia, según los criterios para la visita apostólica del papa Francisco a Colombia, la invitación del profeta Isaías: «Yo estoy por hacer algo nuevo: ya está germinando, ¿no se dan cuenta? Sí, pondré un camino en el desierto y ríos en la estepa” (Is 43, 19). Una invitación en sintonía con la espiritualidad de la vida religiosa, que contempla con ojos de fe porque se alimenta de la Palabra y la Eucaristía, llamada a ser «sal y luz» del mundo allí donde la misión le ha sido confiada, que mantiene viva la esperanza en medio de la desesperanza que viven nuestros pueblos y que apasiona con la caridad más ardiente porque es testimonio vivo de amor, entrega y servicio incondicional y sin límites.
Por tanto, la visita del papa Francisco a Colombia para los religiosos y religiosas que cada día intentan «salir a prisa al encuentro de la vida», siguiendo los llamados de la Palabra, suscita actitudes que se deben favorecer, vivir e incorporar casi como un estilo de vida de manera ejemplar, testimonial; porque al asumir el carácter profético de la vida consagrada serán los primeros hermanos y hermanas en vivir la fe, la esperanza y la caridad.
2. Cultivar actitudes evangélicas
De esta invitación surge para los religiosos y las religiosas un gran desafío, el testimonio a vivir y encarnar actitudes evangélicas que hagan visible «dar el primer paso». Entonces la visita del Papa a Colombia acontecerá en nuestra vida no como un acontecimiento exterior enmarcado en lo multitudinario de los encuentros, el gran despliegue logístico, el movimiento que en sí la visita trae consigo, sino como un acontecimiento que se prolongará en el espacio y el tiempo, que perdura en el corazón haciéndonos junto a nuestro pueblo, «misioneros de paz». El compromiso de «ser artesanos de la paz» es constante, requiere la paciencia del artista que es capaz de apostarle cada día a la mejor de sus obras, contemplarle en un silencio fecundo, o en el peor de los casos, en que la obra lo requiere, el de volver a comenzar.
En el corazón del consagrado y la consagrada, que todos los días se deja iluminar por los manantiales vivos de la Palabra y la Eucaristía, es urgente hacerse el propósito, a ejemplo del papa Francisco, de «dar el primer paso» para:
Reconocer el sufrimiento de otros,
Perdonar a quienes nos han herido,
Encontrarnos nuevamente como colombianos,
Entender el dolor de los que han sufrido,
Sanar nuestro corazón,
Descubrir el país que se esconde detrás de las montañas,
Construir, el país que siempre hemos soñado. Un país en Paz.
La vida religiosa está llamada a dar testimonio de la forma como en la vida cotidiana los hombres y mujeres colombianos pueden vivir auténticamente estas actitudes que nacen del Evangelio. Entonces el ideal de la consagración habrá adquirido color e identidad, se ha encarnado en las realidades concretas de nuestros pueblos y el ideal profético no es un simple «bronce que resuena» (1 Cor 13, 1)», sino una palabra de vida que acontece, todos la han visto y la han contemplado. La novedad creativa de la diversidad de carismas que se han encarnado en nuestra realidad colombiana o han nacido en ella no les faltará fuego en el corazón para hacer de este acontecimiento un lugar del Reino que acontece aquí y ahora.
Conclusión
En el lenguaje comunicativo una imagen dice más que mil palabras, por tanto, la atracción que el papa Francisco suscita en su paso por los pueblos y naciones que visita, la resonancia de sus palabras y el eco que escuchan hombre y mujeres de las más diversas culturas, ideologías y creencias tiene algo de fascinación que no es sólo humano y refleja el don y la gracia que viene de Dios que lo ha amado, llamado y consagrado para sí.
La visita del Papa es un llamado a los religiosos y religiosas de Colombia a «redescubrir la fascinación del amor primero» (Ap 2, 4), a dejar que el corazón arda y se sienta la vitalidad de «salir a prisa al encuentro de la vida» como María, la Madre del Hijo.
Es la gran oportunidad para contemplar agradecidos la presencia del Pastor, para los religiosos y religiosas la presencia de un hermano mayor que acompaña, testigo profético de la fe, la esperanza y la caridad en este paso histórico de la reconciliación de nuestro país. Su visita no nos hace espectadores de un hecho histórico sino actores de la mejor de las obras que ha comenzado en nuestro país, la del perdón, la reconciliación y la paz.
Los invitamos a ofrecer oraciones cotidianas, para que esta visita apostólica del papa Francisco, sea un momento para comenzar en Cristo algo nuevo. Estamos seguros que unidos en la oración, lograremos que esta presencia del Vicario de Cristo nos revele nuevamente los tesoros de la fe y nos llame a renovar nuestro ser y quehacer de discípulos y misioneros del Señor Jesús.
Mons. Fabio Suescún Mutis
Obispo Castrense
Director general visita
del papa Francisco a Colombia
P. Juan Álvaro Zapata Torres
Secretario adjunto de la Conferencia
Coordinador Comité teológico-pastoral