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Retos pastorales para acompañar a los pueblos originarios en la región Andina

“Lamentamos las tragedias y las sistemáticas violaciones a los derechos humanos de nuestros hermanos indígenas”. Así lo manifestaron los participantes del Encuentro Regional Andino-Amazónico sobre pastoral de pueblos originarios, convocado por el Departamento de Cultura y Educación del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM).

En consecuencia, al concluir la reunión –realizada en Lima (Perú), entre el 28 de mayo y el 1º de junio– los obispos, secretarios y asesores de las comisiones episcopales sobre pastoral de pueblos originarios de Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela, reafirmaron su voluntad para hacer de la Iglesia católica “una aliada fundamental e incondicional de los pueblos originarios andinos, amazónicos y afrodescendientes, en el logro de sus ideales y proyecciones de realización integral”, como se detalla en el mensaje final difundido por el CELAM.

“Cada pueblo es un ser vivo”
Bajo la premisa “cada pueblo es un ser vivo” y reconociendo que “cada uno enfrenta enfermedades y fortalezas, dolores y alegrías, caídas y levantadas, logros y frustraciones”, los agentes de pastoral se dejaron iluminar por el magisterio latinoamericano y del papa Francisco, y asumieron ocho retos para la defensa de los derechos y la preservación de la cultura de los pueblos originarios:

1. “Acoger sin prejuicios la riqueza específica de cada cultura”, reconociendo, además, su potencial humanizador.

2. “Aceptar a cada uno de los pueblos en su condición de minoría numérica”, sin dejar de considerar que “cada cultura tiene sus riquezas y anhelos de perfección”.

3. Compartir con los pueblos originarios la responsabilidad de participar, responsablemente, en el “cuidado y promoción de la Casa Común”.

4. “Acompañar a los pueblos originarios en la promoción y defensa de sus derechos fundamentales, asumiendo los riesgos de esta opción”.

5. “Acompañar a cada pueblo originario en sus luchas por el reconocimiento de la propiedad de sus tierras milenarias”.

6. Reconocer las “semillas del Evangelio” presentes en los pueblos originarios, “favoreciendo al máximo sus expresiones de fe según sus momentos y ritmos litúrgicos propios”.

7. Renovar la opción de “permanecer y reforzar nuestra presencia física y evangelizadora, a pesar de nuestras dificultades en lo numérico y cualitativo, para satisfacer las exigencias evangelizadoras de nuestros pueblos”.

8. “Llevar a cabo un plan de formación variado y específico, apuntando a la formación de los líderes que necesitan nuestros pueblos originarios en lo social, lo educativo y en las demás tareas pastorales”.

Fuente: CELAM

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