Honduras en el tercer país con más muertes de mujeres en Centroamérica Los sicarios asesinan un promedio mensual de 36 mujeres en Honduras –más de una por día–. En todo el país el año 2010 fueron 438 femicidios (la muerte intencional y violenta de mujeres motivada por el hecho de ser mujer a causa del odio, la misoginia o la discriminación por razones de género). La mayoría de los crímenes se cometieron en la calle y en la casa de la víctima. Así lo reveló la Hna. Dominica de la Paz, Doris Regan O.P., durante su ponencia presentada en el Seminario de Justicia y Paz que se realizó en Chile. A continuación el texto íntegro.
La mujer y violencia
Santiago de Chile, 7 de septiembre 2011.
Un tema amplio y complicado es “La Mujer y la Violencia”. Se pueden tocar unas estadísticas, unos casos específicos por un lado, o una escena más amplia por otro lado. Hay que hablar en el contexto cultural, religioso, económico y político. Honduras es un país pequeño con unos siete millones de habitantes. Es independiente desde el siglo 19 y supuestamente es una democracia. Tiene una historia de héroes, libertadores, dictaduras, golpes y más.
La violencia ocurre cuando no se le da la dignidad de reconocer al otro u otra. La violencia tiene muchas formas y Honduras no es diferente en este esquema. La violencia contra la mujer puede ser familiar, intrafamiliar, laboral, cultural, religiosa, económica, social. Honduras es conocida como uno de los países más machistas de Latinoamérica. Se ejerce el machismo cultural y religioso en perjuicio de mujeres y niños (según un estudio por un ONG que colabora con las Naciones Unidas) en más de 60 países. Se indica que los países donde las mujeres sufren más violencia son El Salvador, Honduras y Guatemala por encima de muchas otras naciones como Costa Rica, México, Perú en América Latina. En Honduras, un país relativamente pequeño, hay más de 400 mujeres muertas en un año y un 44% de ellas eran jóvenes entre 15-29 años. También se estiman que el 90% de las mujeres en Latinoamérica han sufrido algún tipo de violencia física o sicológica, siempre atribuida a conceptos religiosos/sociales, culturales y/o la infiltración del narcotráfico.
En el año 2010 solamente en la zona de San Pedro Sula, donde vivo yo (con una población de 750,000 personas), fueron 332 homicidios de mujeres, 10 desaparecidas, 52 intentos de homicidio, 11 homicidios y violación, 33 casos de lujuria, 21 casos de rapto, 106 de violación. Y estos son los casos reportados (puede duplicar el número por el no reporte que viene del miedo de parte de las víctimas). En todo el país fueron 438 femicidios (la muerte intencional y violenta de mujeres motivada por el hecho de ser mujer a causa del odio, la misoginia o la discriminación por razones de género). De los crímenes violentos contra las mujeres, el 67.6% de los casos configura características de “femicidios”, en tanto el 16.2% es atribuido a los homicidios y otro porcentaje similar a muertes violentas sin determinar las causas.
Los sicarios asesinan un promedio mensual de 36 mujeres en Honduras –más de una por día–. La mayoría de los crímenes se cometieron en la calle, seguido de asesinatos en la casa de la víctima; en transporte privado, en solares baldíos, en el lugar del trabajo, en las cañeras y fincas del campo. Según el Observatorio de La Violencia, la violencia en sus distintas manifestaciones sigue siendo uno de los principales problemas que afectan el desarrollo de la población, la vigencia de sus derechos humanos, la convivencia social y la gobernabilidad democrática en Honduras. La mayoría de las víctimas formaba parte de la población económicamente activa y las edades en que fueron asesinadas oscilaban entre 14-44 años. En los últimos 5 años se produjo en el país un incremento de 120% en estos crímenes. Honduras se perfila de esta forma como el tercer país con más muertes violentas en América Central.
La violencia contra las mujeres tiene un impacto directo en la mitad de la población del país. Esta criminalidad extrema contra las mujeres ha sufrido modificaciones de comportamiento de los ataques criminales, pues ya no se trata de la tradicional forma de violencia íntima o de pareja e intrafamiliar, sino del aumento considerable de la violencia contra las mujeres en los espacios públicos, con mayor incidencia en crímenes perpetrados por agresores conocidos, sicarios, pandillas, barras, bandas organizadas donde la mujer resulta ser el eslabón más débil de los ataques criminales.
Según los grupos de Investigación Criminal, Medicina Forense, o reportes de Policía Preventiva en Honduras, se colige que los agresores de las mujeres dejan características muy particulares en sus crímenes de odio. Plasman en sus cuerpos mensajes de odio que se expresan en violaciones, mutilaciones, señales de tortura y ensañamiento. Se perpetraron el año pasado 32 casos de masacres de mujeres. Doce mujeres murieron asesinadas en escenas de 3 víctimas y 48 asesinadas en pareja de mujeres. Los cuerpos fueron arrojados a la vía pública o abandonados en lugares solitarios completamente desnudos como mensajes sobre el poder que se ejerce de manera violenta sobre la sexualidad de las mujeres.
“En 1996 Honduras aprobó una ley contra la violencia doméstica. Sin embargo, años después y después del golpe de estado, estamos peor” (María Virginia Díaz Méndez del Centro de Estudios de la Mujer en Honduras). En Nicaragua, las mujeres tienen que denunciar su caso varias veces, antes distintas instituciones, para hacerse escuchar y deben ellas mismas ofrecer pruebas de que han sido violadas o maltratadas. En una conferencia internacional sobre la violencia contra la mujer en Nueva York, a la que acudieron abogados y activistas de Honduras, Costa Rica, El Salvador, Nicaragua y Guatemala, denunciaron el aumento de violencia en los últimos 15 años, propulsado por la desigualdad social, el narcotráfico y un sistema institucional débil. Los crímenes no son sólo pasionales, están relacionados con pandillas juveniles, con el crimen organizado o con la explotación sexual. El problema es más grave en el triángulo norte de Guatemala, Honduras y El Salvador.
“Es necesario que la policía, los fiscales y los jueces trabajan en un sistema penal que no propicie la impunidad”. De unas 425 mujeres asesinadas en un año, sólo el 3% de los casos se encuentran correctamente investigados. Según datos de la Fiscalía de la Mujer se registran aproximadamente 16,000 denuncias de violencia contra las mujeres- cifra que hay que doblar el número por tomar en cuenta que la mayoría de los casos no se denuncian por falta de conocimiento de parte de las mujeres de sus derechos. El aumento de asesinatos contra mujeres creció en un 160 % en los últimos años. El asesinato de los hombres creció 50%. Pero el estado no investiga a los responsables y la impunidad permite el aumento de estos asesinatos según los informes preliminares desarrollados por Oxfam Internacional.
Los principales perpetradores de femicidios en la región siguen siendo las parejas o ex – parejas (40.9 %), seguidas de pandillas (12%) y familiares (un 7.8%). Un 9.4% de los asesinatos fueron consecuencias de ataques sexuales. Honduras llega a ser segundo en Centroamérica, después de Guatemala, en asesinatos de mujeres según CIMAC (Coordinadora de Estrategias de Comunicación e Información de la Mujer). La media internacional de muertes violentas de mujeres al año por cada millón de mujeres es de 19, los femicidios en Honduras sobrepasan el doble de este promedio.
Las reacciones del Estado frente a este problemática considera este fenómeno de la violencia contra las mujeres como normal. En el Plan de Nación (2010 -2022) aprobado en enero por el Congreso Nacional de Honduras, el término: “feminicidios” no aparece en ningún párrafo y por eso es invisibilizado
Hay ocho organizaciones y redes de mujeres con un extenso trabajo frente a la violencia contra las mujeres que han conjuntado en un esfuerzo colectivo para formar la “Tribuna de Mujeres Contra Los Femicidios” e impulsaron una campaña nacional. Exigen cambios estructurales, de actitud y pensamiento en relación a la problemática de la mujer. “Tenemos que pensar en las víctimas como personas y no como estadísticas. Tenemos que rescatar a la persona. Los femicidios limitan el desarrollo, la democracia, la paz de los países”.
Podemos añadir las formas de violencia encontradas en la Migración. Cada día hay mujeres y hombres que tratan a llegar a los EEUU por medio de Guatemala y México. Las mujeres son expuestas a secuestros, violaciones y tortura. Las fosas escondidas que fueron descubiertas el año pasado en Tamaulipas, México testifican al peligro para los y las migrantes.
Los representantes de diferentes países presentes en el Seminario Violencia de Género y Femicidio, realizado en Cartagena de Indias, Colombia, el mes de julio 2011, plantearon mecanismos legales para enfrentar la violencia contra las mujeres y prevenir esas muertes. El encuentro fue una iniciativa del Consejo de Abogacía Española de Cooperación para el Desarrollo (AECID). Los representantes de países que acudieron al encuentro tienen a su cargo la aplicación de justicia en el tema de género y mujer. Unos magistrados, jueces, fiscales, abogados y defensores de los derechos humanos sugirieron que este tema sea tratado de forma urgente por los gobiernos que poco o nada han hecho para impedir que el machismo prevaleciente en la región tenga como resultado la muerte violenta de su población femenina. En las diferentes intervenciones también prevaleció la preocupación de que en solo siete países de Latinoamérica se hayan aprobado leyes específicas para proteger a las mujeres de la violencia
El encuentro planteó la creación en cada uno de los países representados (México, Guatemala, Salvador, Nicaragua, Colombia, Argentina, Chile, Bolivia y Perú) un observatorio de la violencia contra la mujer y el feminicidio, desde el cual se pueda aumentar la eficacia de las actuaciones de la administración de justicia. Lamentablemente Honduras no participó en este encuentro. Elena Montalbán, presidenta del Observatorio y vocal del Consejo General del Poder Judicial de España, indicó que un observatorio de Género debe servir también para plantear reformas en las mejoras legislativas, darle un seguimiento estadístico judicial a las acusaciones y sentencias, así como para elaborar conclusiones y recomendaciones en el tema. Para los representantes de los 11 países, la impunidad preocupa mucho y evidencia una debilidad en la cadena de justicia. Entre estas falencias, está la falta de capacitación en el tema de género a jueces, fiscales y policías. Ello debe ser atendido, porque sin justicia hay una impunidad, coincidieron los asistentes.
Personalmente, yo he hablado con mujeres tratadas con violencia en su trabajo en una maquila, mujeres con VIH que son maltratadas y excluidas por ser mujer y/o por ser VIH, maltratadas y torturadas hasta la muerte por la policía durante el golpe de junio 2009, mujeres migrantes secuestradas y torturadas en su búsqueda para una vida mejor. COFADEH (Comité de familiares de Migrantes Desaparecidos de Honduras) dice que más de 600 hondureños han desaparecidos en el camino hacia el norte.
No hay duda de que los Retos del Milenio para la mujer no van a ser alcanzados hasta el 2015.
Doris Regan O.P.
Hna Dominica de la Paz
San Pedro Sula, Honduras
Centro América