Un derrumbe que se llevó 8 vidas. En el 2013 ya habían muerto 2 mineros. Una historia que deja al descubierto una realidad de pobreza e indignidad.
Cerro La Cuculmeca, mina de San Juan Arriba, municipio El Corpus, Choluteca, Honduras. El 2 de julio de 2014 la comunidad de Choluteca se vio tristemente sorprendida por el derrumbe de la mina de oro que se ha hecho famosa a costa de 8 vidas.
Los medios locales continúan reflejando la angustia en torno a esta tragedia. Tres mineros pudieron ser rescatados con vida. Hasta el 27 de julio aún se estaban estudiando los modos para rescatar los cuerpos de los 8 mineros fallecidos y se continuaban, con diferentes técnicas, las actividades de excavación.
En sus “Reflexiones sobre el accidente ocurrido en El Corpus, Choluteca”*, la Pastoral Social y Cáritas de la diócesis de Choluteca atribuyeron a varias causas esta tragedia y señalaron a su vez factores concomitantes y propuestas superadoras:
“condiciones indignantes de pobreza, postergación y rezago económico”,
“cuasi esclavitud” de la situación de trabajo, con la consecuente ofensa de la dignidad humana,
el oro y sus subproductos constituyen la única forma de subsistencia de esta población, contaminación de las aguas, “deterioro en el tejido social comunitario que incluye formas de prostitución y consumo de drogas entre la juventud”, inacción del Estado ante este estado de situación: “deplorable negligencia e indiferencia de las autoridades locales y centrales hacia la búsqueda de soluciones justas, sostenibles, legales, sociales y ambientales en la explotación minera”.
La Iglesia insiste que en las intervenciones sobre los recursos naturales no deben predominar los intereses de grupos económicos que arrasan irracionalmente las fuentes de vida, en perjuicio de naciones enteras y de la misma humanidad.
«Frente a esta situación, la Iglesia propone que se busque un modelo de desarrollo alternativo, integral y solidario, basado en una ética que incluya la responsabilidad por una auténtica ecología natural y humana, que se fundamente en el evangelio de la justicia, la solidaridad y el destino universal de los bienes» (Documento de Aparecida, 474).
Propuestas:
Ordenamiento y gestión territorial.
Consulta sobre el modelo extractivo y de desarrollo local
Transparencia en la información.
Diversificación económica, combate a la pobreza y fortalecimiento de la sociedad civil.
El Estado asumiendo con compromiso su rol regulador, fiscalizador y sancionador.
Monseñor Guido Charbonneau, obispo de Choluteca, se pronunció sobre el tema, sin rodeos describió las penosas condiciones de vida y de trabajo de la población local, recordó que en el 2013 perdieron la vida 2 mineros por las mismas causas y la situación de ilegalidad en la que se opera en la mina de San Juan Arriba tipificada como “mina artesanal”, sobre la cual no hay legislación en vigencia.
Citó el Antiguo y el Nuevo Testamento para resaltar la necesidad de observar un amor concreto por la vida humana y la creación de Dios: » ‘¿De qué le vale al hombre ganar todo el mundo si pierde su vida?, ¿qué precio pagará por su vida?’ (Mateo 16,26). Urge también una reflexión profunda sobre las minas a cielo abierto que traen muchas consecuencias funestas para las comunidades que viven en los alrededores de esas minas, para la salud de las personas y de los animales, para las fuentes de agua y para el medio ambiente. Dios nos dio la tierra para guardarla y cultivarla (Gen 2,15), no para destruirla”.
Fuente: celam.org