Ecuador es uno de los países visitados recientemente por el papa Francisco en su viaje a América Latina. Su paso dejó una huella honda en el corazón de sus habitantes y de la Iglesia ecuatoriana.
El Papa, entre otros mensajes, transmitió la ternura y la cercanía. La visita fue del 7 al 9 de Julio. Dos grandes celebraciones fueron resaltantes a lo largo de su importantísima agenda, la misa celebrada con todo el pueblo en la ciudad de Guayaquil y la celebrada en el parque Bicentenario, en pleno corazón de la capital Quito.
En un rico encuentro con la sociedad civil, el Papa se refirió de esta manera: “La gratuidad es requisito necesario para la justicia. Lo que somos y tenemos nos ha sido confiado para ponerlo al servicio de los demás –gratis lo recibimos, gratis lo damos–. Nuestra tarea consiste en que fructifique en obras de bien. Los bienes están destinados a todos, y aunque uno ostente su propiedad, que es lícito, pesa sobre ellos una hipoteca social” (Encuentro con la sociedad civil en Quito, 7 de julio 2015).
Esta rica visita del Papa dejó un buen sabor de alegría y de esperanza a su paso y el llamado a seguir construyendo una nueva historia para el Ecuador.
En la misma tónica, los obispos ecuatorianos emitieron recientemente el comunicado “el diálogo y la naturaleza”, ante situaciones del momento actual en ese país. Retomando algunas palabras del Papa, hacen un llamado a todos lo sectores, invitándolos a ser “artesanos de la paz”, pronunciándose de esta manera a favor de una paz sólida para el Ecuador. El comunicado que se reproduce a continuación es importante porque muestra la preocupación y la atención de la Iglesia a las situaciones del país y alienta a buscar caminos siempre positivos en medio de coyunturas difíciles. El diálogo incluso ante lo discordante, es el camino, propone el comunicado.
Autor: Noticelam
Fuente: Secretaría General de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana
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Comunicado de Prensa
Quito, 20 de agosto de 2015
El diálogo y la naturaleza
Ante la delicada situación política, social y económica que vive nuestro país, los obispos del Ecuador, como ciudadanos y en nuestra tarea de orientar las conciencias de los ecuatorianos, nos vemos en la necesidad de pronunciarnos en favor de una paz sólida, a la vez que animamos a que todos los sectores sociales se conviertan en sus artesanos, para construirla juntos (Cfr. Homilía del Papa Francisco en la Misa del Parque Bicentenario).
Las manifestaciones de violencia física o verbal, vengan de donde vengan, siempre serán la vía incorrecta para conseguir el verdadero diálogo, muchas veces no deseado por todos; un diálogo garantizado por la escucha respetuosa y atenta de la postura discordante y que busque un compromiso, aunque éste no siempre sea el más agradable. El que dialoga busca llegar a un acuerdo y está dispuesto a tomar lo positivo de quien piensa distinto para hacer las correcciones necesarias, siempre en aras de los intereses más altos de la estabilidad y la convivencia social.
El papa Francisco, en su reciente visita, nos animó a encontrar en el Evangelio las claves que nos permitan afrontar los desafíos actuales, valorando las diferencias, fomentando el diálogo y la participación sin exclusiones, para que los logros en progreso y desarrollo que se están consiguiendo se consoliden y garanticen un futuro mejor para todos. Este es el compromiso de la Iglesia, servidora del pueblo ecuatoriano que se ha puesto de pie con dignidad (Cfr. Ceremonia de Bienvenida, discurso del Santo Padre).
Por otra parte, la naturaleza, cuyo ritmo y manifestaciones que sólo dependen de los designios de la Providencia divina, nos sorprende para volver a reconocer en el Creador al Dueño de lo creado y a poner en Él nuestra confianza (Cfr. Carta Encíclica Laudato Si, nn. 75 y 89).
En este sentido, exhortamos a los ciudadanos en general que atiendan a las orientaciones que nos puedan dar los entes competentes ante una eventual manifestación natural del Volcán Cotopaxi, y así correr el menor riesgo posible, salvaguardando, sobre todo, la integridad de las personas, ayudándolas con espíritu de solidaridad.
Fuente: Noticias CEE
Secretaría General de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana