Durante la Asamblea General de CODALC que realizamos en Colombia tuvimos un taller de historia, guiadas por la Hna. Cynthia Folquer. Ella ahora nos comparte otras historias de fundadoras o hermanas miembros de las congregaciones que, desde lo cotidiano, van sembrando Reino.
Hermana Hortensia Otonello
Nació en Tucumán el 17/07/18 en una familia de la zona de Monteros en una familia numerosa, católica y practicante. Al vivir en un área rural no podía acceder a la escuela por lo que fue internada como pupila en el Colegio de la Hnas Dominicas del Santisimo Nombre de Jesús, junto con sus hermanas y primas.
Es entre estas hermanas donde surge su vocación y hace su Primera Profesión en 1938. Las hermanas de su edad la describen como una docente de corazón. Ejerció su servicio de Predicación desde el rol de directora y rectora en distintos colegios de la Congregación de las Hnas tucumanas. Una de sus características ha sido el buen humor. Un día del maestro/a no tenía nada para regalarle a las hermanas y docentes entonces recortó figuritas de diarios y revistas (zapatos, carteras, perfumes) y se los entregó en un sobre. Lo que vale es el deseo de honrar al otro /a.
En los años ‘70 siente el llamado a vivir la vida inserta en medios populares y junto con otras seis hermanas dejan la Congregación y comienzan una nueva misión bajo la tutela de Monseñor Zaspe, quien las acoge en su diocesis.
Van a vivir en Monje, provincia de Santa Fe. Allí visitaba las familias más pobres. Cuenta la Hna. Agustina, una del grupo de las siete, que iba a visitar a una Sra. llamada Mafalda que vivía en extrema pobreza y le enseñaba a cocinar con lo poco que tenía para mejorar la nutrición del grupo familiar.
En los ’80 se traslada a la Comunidad de Victoria en Entre Ríos, litoral argentino y allí se encuentran con las Dominicas de Nstra Sra del Rosario y Sta Catalina de Siena, Irlanda, y luego de algunos años de discernimineto ingresa con sus compañeras a esta Congregación.
Tres características de esta etapa de su vida el humor, el amor a la Eucaristía y Rosario y la pasión por predicar el amor de Dios a los empobrecido y vulnerables.
Un día visitando la comunidad de Victoria la encuentro a sus 90 años en la puerta. Le pregunto que está haciendo y me responde que esperando a una vecina que la ayudaba a cruzar la ruta para ir a” visitar a los viejitos”.
En estos días tiene 97 y se encuentra postrada en una cama con momentos de lucidez y otros de sueños.Dice que ya está lista para partir y que no sabe cuando el Padre la llevará junto a él. Pero en sus momentos de lucidez continúa despertando una sonrisa en quienes la cuidan.