Codalc

Reunión de la Comisión Internacional de Monjas

Reunion de la Comision Internacional de MonjasDurante los días 31de julio y hasta el 7 de agosto hemos tenido las monjas de la Comisión Internacional -CIM.op-, junto a nuestro promotor fr. César Valero op, la reunión anual de este año doblemente Jubilar, y además en un marco incomparable: la ciudad de Bolonia, a los pies de ntro. Padre Santo Domingo porque precisamente en la Basílica Patriarcal de Bolonia reposa el cuerpo de santo Domingo, en un bello sepulcro de mármol del s. XIII obra de Nicola Pisano.

Dónde mejor para, un año más, compartir todo lo que vamos haciendo, en las distintas Regiones del mundo, donde los 216 monasterios dominicanos, intentan hacer vida y realidad nuestra misión de Predicación, desde la oración, la liturgia y el compartir fraterno de lo que somos y vivimos con los grupos que comparten con nosotras la Lectio Divina, las fraternidades laicales y tantos otros grupos locales que de un modo u otro beben de la familia dominicana, porque no podemos olvidar, que las monjas fuimos las primeras en la mente y el corazón de santo Domingo, y por tanto toda la Orden debe, de una u otra forma tener nuestros monasterios como punto de referencia, desde la oración sí, pero también por y para la predicación.

La reunión de este año ha sido muy especial: el lugar y las circunstancias, además de las resonancias jubilares, han contribuido especialmente. En ella hemos terminado de revisar el texto sobre la formación, y hemos podido compartir los ecos de la nueva Constitución Apostólica Vultum Dei Quaerere, sobre la vida contemplativa femenina, y todo lo que de bueno nos ofrece, aunque intentamos matizar algunos puntos concretos, que para nosotras son peculiares: como la formación, la clausura, las federaciones, el vínculo con nuestros hermanos… Constatamos, una vez más el gozo de pertenecer a la Orden de Predicadores, y sentirnos desde la unidad y la comunión una gran familia, junto a nuestros hermanos los frailes, las hnas de vida activa y los laicos. Pudimos compartir un día con el MO fr. Bruno Cadoré op y poner de manifiesto todo esto, y por lo que estamos dispuestas a seguir trabajando. Ciertamente nuestro deseo es poder ayudarnos, ayudar al MO desde esta Comisión en todos los asuntos relacionados con las monjas, y solicitar su ayuda, entre otras cosas. Con satisfacción hemos compartido cómo nuestra Orden ha sido pionera en la CIM.op, que recomienda la reciente Constitución.

Pudimos estar una tarde con los hnos reunidos en Capítulo y hacerles partícipes de nuestro trabajo, inquietudes y deseos. Fue gozoso poder estar con ellos además de compartir la liturgia de Vísperas y la cena, y sobre todo la fraternidad dominicana. Nos quedó claro su interés por nosotras y nuestras comunidades, y compartieron su inquietud por trabajar juntos en ciertos aspectos que a nosotras nos conciernen, como la promoción vocacional y las fraternidades laicales. Nuestro mensaje también fue concreto: las monjas nos sentimos parte fundamental en la misión de la Orden, contad con nosotras.

Y para que no faltara nada, el día 4 pudimos asistir todos a la Audiencia con el Santo Padre y la sorpresa fue mayor, porque creo que nadie esperaba que pudiéramos estar con el Papa así, en familia. Creo que él estaba contento de tenernos allí y se sintió familia entre nosotros. La Eucaristía solemnísima de por la tarde, a los pies de ntro. Padre, juntos de nuevo, con el Obispo Matteo Zuppi, cerró una jornada única y excepcional que al menos ninguna de nosotras podrá olvidar.

Y este año también es especial, porque el próximo se renueva la CIM.op, -como cada tres años-, y de esta manera asegurar tanto el cambio como la continuidad. Días intensos los que hemos vivido, así como todo lo compartido con las hermanas de Castelbolognese y las dominicas de la beata Imelda que nos acogieron con tanto cariño en su casa. La comunión entre las distintas ramas de nuestra Orden, es un punto de referencia especial y único, como única ha sido la vivencia de estos días tan intensos. Hemos compartido tantas cosas a nivel de Orden, pero sobre todo la inquietud y el ser propio y nuestro como servidores de La Palabra, al servicio de la misericordia y la compasión en la predicación.

Fuente: op.org

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio