La Conferencia Episcopal de México (CEM) ha presentado el Proyecto Global de Pastoral 2031-2033 «Hacia el encuentro de Jesucristo Redendor y bajo la mirada amorosa de Santa María de Guadalupe», aprobado por los 125 Obispos reunidos en el marco de la CV Asamblea Plenaria de la CEM que se realiza en la Ciudad de México.
En el evento estuvieron presentes Monseñor Alfonso G. Miranda Guardiola, Secretario General de la CEM y Obispo Auxiliar de Monterrey; Mons. Carlos Garfias Merlos, Arzobispo de Morelia y Mons. Sigifredo Noriega Barceló, Obispo de Zacatecas, quienes dieron lectura al comunicado señalando que este proyecto es fruto de la conmemoración de dos grandes acontecimientos de fe que se celebrarán próximamente a nivel nacional y mundial:
En 2031 se festejarán 500 años de las apariciones de la Virgen de Guadalupe en México y en 2033 se conmemoran dos mil años de la Redención Cristiana tras la pasión, muerte y resurrección de Cristo.
“Con mucha esperanza entregamos un Proyecto Global de Pastoral hacia el 2031-2033, elaborado arduamente y que hemos aprobado en esta CV Asamblea. Nos hemos dejado interpelar por la realidad, contemplándola con ojos y corazón de pastores”, se lee en el documento firmado el 13 de mayo de 2018, Fiesta de la Ascensión del Señor.
¿Qué significa ser discípulo de Jesuscristo?
Asimismo, los prelados indican que ante los cambios de los nuevos modelos antropológicos que se están manifestando cada vez más en la sociedad, el Proyecto tiene como objetivo responder a la pregunta, de qué significa ser discípulo de Jesucristo en México después del acontecimiento Guadalupano y la Redención Cristiana.
“En el Proyecto Global de Pastoral afirmamos que anhelamos y queremos ser una Iglesia que anuncia y construye la dignidad humana, comprometida con la paz y las causas sociales, renovando nuestra acción misionera y evangelizadora, para ser testigos compasivos de la misericordia de Dios”, añaden los mitrados en el escrito.
Objetivos del proyecto
Por otra parte, el Proyecto Global de Pastoral se propone como «una forma eficaz de hacer operativas las estructuras e instancias eclesiales, ya que busca ser una expresión de la unidad y la colegialidad entre nosotros», explican los obispos, destacando que desean vibrar siempre en estos dos principios teológicos que lo han animado: la colegialidad y la comunión de las Iglesias al interno de la Conferencia Episcopal en el ánimo en que San Juan Pablo II lo pedía a la Iglesia.
Se trata, pues, de un proyecto en el que se quiere involucrar plenamente, en todas las fases de la elaboración y ejecución, a los fieles laicos, a los consagrados y consagradas, a los diáconos y a todos los presbíteros de esta amada nación, «sin pretender, en modo alguno, atropellar, suplantar o nulificar lo que cada diócesis hace; sino al contrario; proporcionar criterios que faciliten la eficacia de tales tareas, mediante un ejercicio pastoral más coordinado, es decir, más sinérgico, transversal, subsidiario y gradual».
Tres partes clave para entender el proyecto
Tal y como se lee en el documento de presentación, esta iniciativa pastoral ha sido estructurada en tres grandes partes siguiendo una metodología propia del ejercicio pastoral latinoamericano.
Una primera parte para mirar la realidad como pueblo redimido por Jesucristo y amado por Santa María de Guadalupe, «con nuestro corazón pleno de agradecimiento y teniendo presente lo que el Dios Padre Bueno ha realizado en nuestra Patria a lo largo de estos siglos».
Una segunda parte, en la que el foco central residirá en precisar y responder al núcleo problemático que aglutinó toda esa realidad, expresada en lo que denominamos el problema antropológico-cultural.
Y una tercera parte, que plantea un desafío fundamental: «Dios nos está llamando a generar esperanza y a fortalecer y reconstruir una vida humana más plena para todos sus hijos, especialmente los descartados por estos nuevos fenómenos, una vida que refleje en cada persona a Cristo el hombre perfecto y se manifieste en condiciones dignas para cada uno».
La conversión personal tras 2000 años de cristiandad
En relación a este último punto, los obispos señalan que se trata de una tarea «que exige un profundo proceso de conversión», y que ellos como pastores de la Iglesia, «son los primeros que deben dar ejemplo de ella».
Finalmente, la Conferencia Episcopal mexicana encomienda este Proyecto Global de Pastoral 2031+2033 a la acción amorosa del Padre Bueno, de Jesucristo Redentor y del Espíritu santificador, bajo la mirada de ternura de Santa María de Guadalupe.
(Tomado de: vaticannews.va)