Compartimos una reflexión de la hna. Matilde Franchino acerca del sentido del Rosario para el pueblo latinoamericano. El texto se puede descargar en formato PDF, al final de la nota.
Nuestra Señora del Rosario ¡El rosario!
El Papa Francisco en la Exhortación apostólica Evangelii Gaudium, llama a María “Madre del Evangelio viviente… misionera… Señora de la prontitud… mujer orante y trabajadora de Nazaret, contemplativa del misterio de Dios en el mundo y la historia, estrella de la nueva evangelización… ícono femenino del amor de Dios… regalo de Dios a su pueblo”.
Y… si María es el regalo que Jesús nos hizo, el Rosario es el regalo de María a sus peregrinantes hijos. Regalo que la orden dominicana vive como muy suyo, como gracia que acompaña su misión de itinerantes…de rosario en mano y boca. Que es igual a decir: del anuncio.
Son muchas las congregaciones dominicas femeninas que llevan el nombre “de Nuestra Señora del Rosario”. Y en América Latina, la Virgen del Rosario ha sido llamada patrona de ciudades y pueblos, de templos, escuelas, capillas, ermitas y puentes que unen ciudades. Hemos descubierto en María del Rosario un compendio evangelizador siempre actual. Un camino de contemplación del misterio salvífico y una expresión elocuente de la piedad popular que se engancha en la recitación del rosario, aparentemente monótona pero suavemente relajante, que paso a paso conduce a una unión más contemplativa e íntima.
Hay muchas formas de rezar… de recitar oraciones… de orar: a solas, con otros… con palabras… en silencio… con un libro, con la Biblia. Jesús nos enseñó una oración vocal y dio testimonio de la oración contemplativa. El Rosario, oración vocal, que nos pone bajo la mirada de María es una de las formas que el pueblo gusta. O, porque se sabe las palabras y no tiene que rebuscar en su cabeza palabras dignas de ser dichas, o porque intuye que esas palabras tienen que ver con Dios y la Virgen. Que salieron de sus labios.
“Dios te salve María…
María llena de gracia…
Padre…nuestro…
que venga tu Reino
que está cerca…en medio…dentro
Ruega por nosotros”
Danos…”
Son palabras llenas de sentido y allí, en esas palabras está todo lo que el corazón anhela y quiere decirle a Dios.
El “rezo” del rosario con su cadencia repetitiva, en labios de hombres, mujeres y niños se va engarzando con los dolores, las angustias del pueblo que llora, suplica, pide, ruega con insistencia, habla, discute y… también reconoce y agradece.
El rosario de Nuestra Señora se llena de gratitudes de corazones humanos necesitados de ternura y misericordia que al amparo de Nuestra Señora camina a un encuentro cara a cara con el rostro de Jesús y María.
Lo que empieza como algo casi automático, poco a poco se va haciendo más intuitivo… Comprensivo… Lo que empezó como oración vocal se transforma en oración de escucha.
No hay nada tan mariano como esto: palabra…asombro, silencio, espera y respuesta.
Porque llega un momento en que ya ni se piensa en las palabras, aunque sigan desgranándose. El sentir reemplaza al decir. Se siente. A la actividad de “rezar” con palabras, sucede la personal vivencia que condujo al orante a este momento de intimidad.
El rosario con María es puente de encuentro materno, filial, fraternal.
Decir o ver un rosario remite instantáneamente a María. A María del Rosario. A Nuestra Señora. Y su rosario. Que vemos en los lugares más insólitos. Tanto en la mano de la viejita que desgrana sus cuentas y se adormece, como en las manos de los niños que se acercan a la eucaristía por primera vez.
O luciendo como testimonio de confianza en el cuello de personas de todas las edades, y hasta danzando en el espejo del auto al ritmo de su marcha como una alerta al peligro y una esperanza confiada del cuidado maternal de la Madre.
Francisco regala rosarios como un llamado a la fe y la confianza. Y a mirar lo que el rosario de María dice. María, en el rosario, se hace “SI” de aceptación al anuncio del, ángel, desafiando el sentido de su vida:
-Se hace peregrinación y servicio sin demora en la visita a Isabel.
-Se da como puente de encuentro de Jesús con Juan Bautista.
-Y canto gozoso de reconocimiento de las maravillas de Dios en su vida.
– Se hace gozo maternal en el nacimiento. Breve gozo arrebatado por una espada atravesando su corazón.
-Se hace rumia en las sombras de lo inefable. Palabra incomprendida pero guardada, y silenciosa e íntima aceptación de la oscuridad del misterio.
-En María es la fe de una tierra fecunda que acoge y se une a Dios a pesar de las más desgarradoras amarguras y oscuridades.
“No hay oración sin memoria”, dice Francisco. El Rosario de Nuestra Señora, es memoria. Memoria viva del misterio cristiano y de la vida del pueblo que camina de la mano de María y con el rosario.
Se hace dolor en la cruz y gozo en la resurrección se hace” explosión misionera en pentecostés” (EG). El Señor la hizo madre de todos, la bendita entre todas las mujeres. Ella es la mano que nos dice señalando a Jesús: “Hagan lo que él les diga”. “El pueblo lee en la imagen materna de María… de Nuestra Señora del Rosario… todos los misterios del evangelio”.
Hna Matilde Franchino, Dominica de Nuestra Señora del Rosario y Santa Catalina de Siena.
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