Casa de Retiros Padre Hurtado: nos reciben los jesuitas como en otras ocasiones para estos días de meditación, celebración, convivencia. Estuvimos allí del 12 al 18 de enero, guiados por fray Felicísimo Martínez. Éramos 116, la mayoría hermanas, algunos frailes, ¡y Vicky Trujillo que representó a todo el laicado!
El itinerario del retiro fue bien trazado por Felicísimo desde el inicio. Meditaríamos en tres dimensiones de la vida dominica: la contemplativa, la comunitaria y la apostólica, que corresponden a tres dimensiones de nuestro ser: pensar, comunicar, actuar. Lo haríamos en tres fases de la vida de la Orden: los orígenes, los hitos históricos y el momento actual.
A vuela pluma – imposible hacer aquí un resumen – destaco algunas ideas. En los orígenes de la contemplación dominicana: “Durante el día – Domingo – nadie más accesible y afable en el trato con los frailes y los acompañante. Por la noche nadie tan asiduo a las vigilias y a la oración. Establecer como base de la predicación en el Languedoc la comunidad de monjas en Prulla. En la historia: la mística estado en el centro de la renovación de la Orden – Catalina de Siena, Raimundo de Capua, Meister Eckhart, Enrique Suzón –. Hoy en día: la contemplación es luz nos proporciona sentido, es motivación que nos da fuerza. Recordar a pensadores laicos: Viktor Frankl, La búsqueda de sentido. Niveles de contemplación: conocimiento científico de la realidad, conocimiento estético y experiencia de la belleza, conocimiento salvífico y fe, ver la realidad con los ojos de Dios.
En los orígenes de la vida comunitaria: la imitación de la vida apostólica delineada por Lucas en los Hechos de los Apóstoles. Recogida por la Regla de San Agustín: lo primero por los que nos hemos congregado… tener una sola alma y un solo corazón en Dios. Domingo: Acogía a todos en el inmenso seno de su caridad, como a todos amaba de todos era amado. En la historia: la pobreza apostólica es fuente y medio de libertad en el anuncio del evangelio, de eficacia en virtud de la autoridad de la palabra. En nuestros días: cultivar particularmente la búsqueda de la verdad en común y la responsabilidad compartida en la conducción de la comunidad y en la misión.
La dimensión apostólica en los orígenes: Domingo quiso una orden que fuera y se llamara de predicadores. La predicación es el centro, el eje, el fin de la Orden. Todo – vida común, estudio, celebración litúrgica, oración persona – esta ordenado al anuncio del evangelio. El propio Domingo se afanaba con todas sus fuerzas por conquistar almas para Cristo y sentía en su corazón un celo casi increíble por la salvación de las almas. En la historia la Orden ha tenido distintos acentos en distintos momentos: siglo XIII, el púlpito, el escritorio, el coro; siglos XIV-XV, mística y ars moriendi; siglo XVI, misión y justicia; siglos XVII-XIX, congregaciones dominicanas, 7 enseñanza, caridad, catequesis. En la actualidad: anuncia el Reino como gracia, la misión de la vida religiosa es ante todo el testimonio, desarrollar el gusto – disfrute – de la misión.
Tuvimos además una liturgia muy bien preparada por las hermanas de las distintas congregaciones y por un equipo que colaboró en esa actividad con fray Felicísimo, a quien agradecemos su ilustración, fraternidad, sencillez… (F. Q.]