Queridas religiosas consagradas, estimados sacerdotes y querido pueblo haitiano:
En estos momentos de profundo dolor y desafío, queremos expresar nuestra más sincera solidaridad con cada uno de ustedes. Los recientes ataques han dejado heridas profundas en su comunidad, y es fundamental que sepan que no están solos en este difícil camino de tinieblas.
La resiliencia y la fortaleza del pueblo haitiano son admirables, y aunque los tiempos sean oscuros, la esperanza y la unidad pueden iluminar el camino hacia un futuro mejor. Les enviamos nuestro apoyo incondicional y nuestra voz en la lucha por la Paz, la Justicia y la Dignidad.
Es crucial que la comunidad internacional preste atención y actúe para ayudar a restaurar la seguridad y el bienestar en su querida y sufrida nación Haití. Juntos, con amor y solidaridad, podemos enfrentar cualquier adversidad.
Con todo nuestro cariño, oración y apoyo,
Equipo CODALC